Ya llega la Pascua de Resurrección.
Algo importante que el hombre no se da cuenta, se encuentra
esclavo de sus actos, de su propia razón, de su inteligencia, que le hace mirar
en su realidad, la debilidad de poder mirar, que hay un Dios, la fuerza de un Espíritu
de sabiduría para salir de la esclavitud y ser libres. La libertad que grita,
que clama, pero es clamada a una idolatría, a un espejismo, por el egoísmo y
soberbia, el creerse Dios.
Un problema serio para el hombre, de vivir la Pascua de
Resurrección, como el día de la muerte, la mía culpa, el acto de contrición, de
no volver a cometer tal acto, la maldad de hacer daño al propio prójimo, empezando
por uno mismo. El pensamiento del hombre es imaginar y pensar que el
sufrimiento no tiene solución, es morir al propio ser y terminar con la muerte física,
mientras tanto el dolor y la angustia.
Como actúa el hombre, a pesar que vive la felicidad, de un Domingo
de Ramos, la entrada triunfante de Jesús, el hijo de Dios a Jerusalén, la
entrada triunfal a tú vida. Exclamo y grito. Eres el hijo de Dios, yo creo en ti.
La euforia del momento, pero no vivir y esperar la fiesta de las fiestas. El
gran día para ser libre, libre al sufrimiento, libre a la ceguera, de no poder
ver la vida que se vive.
El grito que Dios existe, pero el pensamiento en el poder del
hombre, quien puede salvar, quien dará solución al pan, la búsqueda incesante de
asegurar un trabajo, un empleo, el problema a la desgracia, al sufrimiento inefable,
de vivir por vivir.
Lamentablemente es la catequesis del mundo, que Dios no existe,
si existe, porque hay hambre, enfermedad, guerras, etc. Respuestas de la propia
razón, de la libertad que tiene el hombre, del libre albedrío, de aceptar como
una historia, la liberación del pueblo hebreo que se encontraba esclavo en
Egipto, la gran noche de salir, pasar el mar rojo y llegar al desierto, guiado por
un personaje llamado Moisés.
No es una historia, es una realidad, una vivencia, que el hombre
sea libre de sus esclavitudes de no poder amar, no ver, palpar las concupiscencias
de los placeres del mundo como una esclavitud, de perder el discernimiento de
un aparente bien. Por ejemplo, la nueva tendencia de una esclavitud de cadenas
invisibles a la juventud con la Inteligencia artificial, el nuevo autismo social
de perder la comunicación, el no pensar, no discernir, pero si tapar el miedo,
el dolor, el sufrimiento y dar respuestas a los tres escrutinios que el hombre
debe enfrentarse, sea creyente o no en Dios: La enfermedad, la vejes y la muerte
física.
La inteligencia de hombre presenta una respuesta a los tres escrutinios
que enfrenta el hombre que son: EL ABORTO, LA EUTANASIA, LA EQUIDAD DE GÉNERO. Una
verdad que el hombre no lo ve como un problema, que afecta al más débil, a
nuestros hijos, nietos, sobrinos, la juventud que domina la tecnología, pero es
muy vulnerable.
Llega la Pascua de Resurrección, la fiesta de las fiestas, la
liberación del hombre, pero no sabes que liberación, que esclavitud. Qué Faraón
te tiene esclavizado, de vivir una crisis existencial, de no saber ¿Quién soy
yo? ¿Quién es Dios en mi vida? ¿Qué es fe? La inteligencia de hombre, la
Inteligencia artificial, no da respuestas, pero si te pone cadenas de soberbia,
cadenas de egoísmo, cadenas de ira, la cadena más fuerte de SER YO, SER DIOS,
que actúa con la astucia de recetas paliativas de: Pornografía, libertinaje, los
video juegos, etc. La nueva esclavitud que en corto tiempo será el nuevo cáncer
de una sociedad sin Dios, sin valores.
Hay una responsabilidad como padres, abuelos, de ignorar que
no pasa nada, pero si vivo el domingo de ramos, el viernes santo. De quedarse
en el sentimiento de la muerte de Jesucristo, la oración del “Yo pecador” después
lo mismo de siempre, vivir, disfrutar, llorar, enfermar, morir. Donde queda la
fiesta de las fiestas para el cristiano, de vivir la Resurrección de Jesucristo,
de la muerte a la vida.
Llega la Pascua y no saber de qué, “HAY QUE RESUCITAR”, en
que esclavitud estoy viviendo. Una realidad, una verdad. Pero hay una noticia, que
Jesucristo a muerto por ti y por mí, que somos libres, ha vencido a la muerte. Lo
crees.
Una feliz Pascua de Resurrección.
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