La noticia de fin de año es el
incremento de la gasolina, el paquetazo navideño que lo definen los movimientos
sociales, como oposición al gobierno.
Hoy son el eco del pueblo, mañana llegan al poder, el eco pierde el
sonido en la llanuras del egoísmo, del razonamiento de la verdad efímera,
carcomiendo la esperanza del pueblo, del Dios creado por el propio hombre.
Se presenta el abanico de las
letanías del político eventual, coyuntural y del caciquismo político, en la
búsqueda de la absolución del pueblo, para volver a la palestra del proceso
electoral, como los enviados del limbo sustancial de su propio pensamiento.
El ring político de acusar,
crucificando la palabra lealtad, de la ignorancia absoluta del pueblo que se
encuentra como espectador, de la ráfaga de adjetivos que salpican a los
inocentes, al hombre desempleado en busca de un empleo, en busca del pan para
su familia.
Como cambiar el pensamiento del político? que
experimente de su propia medicina. Que siga las huellas del hombre desempleado,
con la pancarta que diga: Busco trabajo,
esperando escuchar. Estas contratado.
Todos los días el hombre sencillo
espera en dios, porque ha sido traicionado por el hombre, su prójimo de una u otra manera; entonces es
necesario buscar el mejor refugio, el mejor consuelo, el mejor de los abrazos,
el amor pleno que inunda la vida del hombre, a pesar de las adversidades puede levantarse
y entrar en la alegría.
Una verdad, que el hombre no es Dios, que no puede
cambiar la creación perfecta, que se vive con el aguijón, para recordarnos que
somos un solo prójimo, con diferentes
oportunidades, más pronto o más tardías.
Aprender a compartir, aprender a mar.
Poner la esperanza no en le Político, pero si en Dios, que se hace niño
por amor.