lunes, 26 de diciembre de 2022

FELIZ NAVIDAD

 

Para el cristiano ha nacido el Hijo de Dios, como lo anuncio el profeta Isaías, Emanuel, Dios con nosotros. Ha nacido para morir por amor, que el hombre sea libre, el nuevo éxodo de una conversión, tener vida eterna. El plan de salvación del Padre para la humanidad, de enviar a su Hijo y nazca del seno de la Virgen María.

 

Pero la pregunta real del hombre ¿Qué es Navidad?, ¿Por qué el festejo, los regalos? Lo mínimo que podemos tener claro para trasmitir a las nuevas generaciones, nuestros hijos, nietos, etc. Dios es amor, lo demuestro en hechos o simplemente es una palabra de oídas, que puede ser o no puede ser, de vivir la tibies, de no en encontrar la puerta de la vida, poder pasar a la otra orilla.

 

La gran tristeza de no tener la experiencia de vivir el amor, el amor sin condicionamientos, libre como el mismo viento, libre como el caudal del agua cristalina que riega la tierra para dar su fruto, libre como el cantar de las aves, libre como la sabiduría. Desconocer el amor es vivir por vivir, como la costumbre de cenar, entregar los regalos, conversar y quedarse en el cuchicheo de la farándula, política, religión, etc., sin buscar la verdad.

 

Si no tengo amor, que puedo decir de la Navidad. Se convierte en un comercio, el negocio, el regalo como una obligación, desaparece el amor al prójimo. La ignorancia es tan grande que se negocia el amor, el afecto por un regalo, un dulce, que desaparece el momento que se desvanece el sabor en el paladar, y de nuevo todo sigue igual, la pobreza espiritual.

 

El regalar no está mal, más bien es un acto de caridad. Se convierte en un problema social cuando soy cómplice del negocio, sin dar el sentido de la Navidad, como prescriben los mandamientos principales “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente; un segundo Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. ¿Qué regalo doy? Se da, lo que llevo en el corazón, lo que me trasmitieron mis padres, lo que se aprende en casa como familia cristiana, de temor a Dios.

 

Un temor de Dios que se refleja en una idolatría, de perder el Espíritu de sabiduría e inteligencia, de vivir con la inteligencia de Hombre, sin discernimiento y libre albedrío. Vivir la mafia del consumismo, donde los labios pronuncian que creo en Dios, creo en la Navidad, pero los hechos dicen lo contrario, el corazón se ha desviado tiempo atrás a los placeres del mundo, al poder del mercantilismo, que todo se mueve con dinero.

 

Las contradicciones de la familia, que ha perdido su rol de transmitir la FE, trasmitir el amor, trasmitir la historia de salvación de Dios para el hombre. Se ha impregnado el ateísmo, de SER. Ser el mejor estudiante, tener las mejores calificaciones, se merece el regalo. Ser el mejor empleado, la responsabilidad social del merecimiento, subir de escalafón. Siempre la búsqueda del merecimiento, de alago, permitiendo que se esfumara la responsabilidad de hombre, la responsabilidad de Padre, la responsabilidad de enseñar y trasmitir la Navidad.

 

El nuevo rol de la familia se ha quedado en la teoría, en el CUMPLIMIENTO, cumplo y miento. Expresar Feliz Navidad, pero con el miedo inminente de ser semilla, miedo de ser río, miedo ser hijo de Dios. Ser semilla que tiene que morir en la tierra para que pueda nacer una planta: Ser rio que pierde su libertad para regar la semilla. Ser hijo de Dios de proclamar que Dios es Padre y que provee a sus hijos.

 

El hombre ha perdido el norte, no ha podido ver la estrella de Belén, la luz brillante que indica el lugar donde ha nacido del Hijo de Dios. Ha nacido en tú casa, en el pesebre de tú corazón.

 

Con todo el cansancio, los movimientos de las compras, has podido comprar el verdadero regalo de Navidad, que alguien está esperando, que golpees la puerta, que lo busques. Está ahí, en el prójimo.

 

Feliz Navidad.

 

martes, 20 de diciembre de 2022


¿Estoy dispuesto a construir familia para ser el baluarte de una sociedad con decisiones y sabiduría?

 

La vida es un caminar sin regreso, un tiempo sin pasado y sin mañana, simplemente con un presente que es una oportunidad de saber vivir, en medio de los tropiezos, caídas. Decisiones a tomar venciendo el miedo, el miedo que presiona para quedarse del tren de la vida y vivir con la duda de lo que pudo ser.

 

Decisiones que se forman en el seno de familia, la esponja que absorbe de toda las acciones, actividades y formación que se da desde el mismo momento de la procreación del hombre en lo relacionado a la inteligencia y el conocimiento de Dios. ¿Quién es Dios en tú vida?

 

Motivo por el cual construir familia se basa en tres parámetros que son esenciales para un éxito, que a su vez tiene su fruto en ser la luz y sabiduría que necesita la sociedad. Una sociedad de valores, honestidad e integridad, convertirse en el baluarte de la FE, el soldado de ganar una guerra con sabiduría, prevaleciendo el amor al prójimo.

 

Un primer parámetro tenemos de formar identidad a nuestros hijos, con una responsabilidad paternal, que se relaciona con vivir y sentir el primer grito de vida que da el niño al nacer. La euforia de salir del vientre de la madre, del útero de la vida, para enfrentarse a lo desconocido, después de vivir nueve meses en el vientre, alimentado y unido con la madre a través del cordón umbilical, el cordón que trasmite vida en función directa ¿Quién soy YO?

 

El inocente que nace para ir creciendo de acuerdo a las nutrientes, el pan con el sudor de la frente y el pan espiritual. Un solo pan para crecer en sabiduría, valores, discernir el bien y el mal, el libre albedrío. La identidad del seno de la familia, que representa un 80% para enfrentar a la vida.

 

Un segundo parámetro se fundamenta en tener una profesión, de fortalecer los talentos, abrir el abanico de las oportunidades, con la seguridad que soy capaz de crear un valor agregado, rompiendo paradigmas para emprender y hacer empresa.

 

La profesión tiene una relación directa con la identidad, porque permite desarrollar sus potencialidades para dar pasos en caminos pedregosos, donde se presentarán caídas dolorosas, con las ganas de gritar ya no puedo. El momento oportuno de gritar a cielo, al Padre para exhalar el último aliento y recibir una nueva briza, el Espíritu de Dios para volver a caminar, volver a empezar, ganarle al NO.

 

El No que representa una euforia de nuevos aires, un No de nuevas oportunidades, un NO de ser visionario, Un No de levantarse de mil caídas, el No de aprender amar. El profesionalismo en el camino del éxito que representa el 15% unificado con el título de la universidad de la vida y el título académico.

 

El último punto o parámetro para el camino del éxito es la riqueza que representa el 5%, obtenido por el trabajo, una herencia, etc. La seguridad que se puede convertir en una idolatría que permite que la sabiduría se esfume y la razón pase a dominar mediante el esquema de un razonamiento que Dios no existe, la mala suerte, de no tener coyuntura política, económica.

 

En conclusión, el verdadero éxito del hombre se basa en: La formación de casa, los valores éticos que se forman para ser un profesional libre, con un lenguaje serio y practico Sí, sí, No, no. Que engloba la identidad para abrir nuevos caminos libres, sin la idolatría del señor dinero.

 

El acto de Contrición que nos permite reflexionar si construyo familia, o doy prioridad al salario, a la riqueza material, olvidando que la vida nos viene de Dios, el éxito verdadero. 

 

 

 

 

lunes, 12 de diciembre de 2022

 

El camino para buscar y llegar a tener alegría.

 

El caminar del hombre es la búsqueda inefable de la felicidad, la alegría. Pero durante el caminar se interponen barreras que llegan de forma voluntaria o inesperadas, también por nuestros errores, el ego de imponer una verdad vana.

 

Cuantos errores, aciertos, que se presentan en el diario caminar, con la ilusión de ganarle al tiempo, de soñar en ser ya un adulto, de conquistar los encantos de la de vida, el cortejo de alegrías espontaneas, de sabores imaginarios, sin la estructura de aprender de cada paso, más bien ocultando el dolor de una caída, por ser fuerte ante la montonera humana, de vivir el momento.

 

La línea recta de buscar una alegría, de buscar y conseguir siempre el SI, como el amuleto de un éxito, del galán de la novela creada en la ficción de una gracia monetaria, sin la misericordia del NO, simplemente de llamar la atención, el faro sin norte, la imagen de un espejismo.

 

Imágenes que son aprobadas por el mundo, figuras que envejecen al Espíritu, hasta la muerte sí mismo, por conquistar una alegría y llenar el vacío de una insatisfacción. La necedad del hombre por conquistar los razonamientos de la razón, de emerger la vanidad de un reino sin trono, la ilusión del momento, la eutanasia de la juventud.

 

Una juventud que envejece y muere por la búsqueda una alegría, de un fuego que se consume en la expresión de la maldad, del camino de la fama. La ignorancia de vivir, sin construir en la roca, la supremacía de una razón, del título de la academia, la honestidad anunciada a los cuatro vientos, los retorcijones de la idolatría.

 

La verdad de la sociedad, de ilusiones sin canto, sin el cantar de los murmullos de cada amanecer. La alegría de vísperas de un pesar, marchitando a la ESPERANZA, de vivir por vivir, caminar sin huella, pero sí, escuchar los elogios de las fuerzas, qué sí puedo, el ejemplo auto proclamado. La alegría conquistada por la inteligencia que permite dar el consejo al débil.

 

La alegría sin Dios, una alegría que no llega a la felicidad, que permite volver a buscar una solución, sin conceptos, sin filosofías. Pero con hechos reales de la fuerza del Espíritu de Dios, permita tocar a Dios en el sufrimiento del hermano. La alegría de una esperanza, el regocijo de vivir la conversión, el abrazo del sufrimiento hecho carne en nuestro cuerpo.

 

Una realidad que el hombre busca una alegría en poder realizarse como profesional, la realización de competir, de quien llega a la cima, olvidándose lo esencial de la verdad “SI EL SEÑOR NO CONSTRUYE EN VANO SE CANSAN LOS CONSTRUCTORES” palabra de Dios. La Universidad y la familia se preocupan de formar en SER, la alegría espontanea de un objetivo, un título, la foto y sin identidad.

 

Sin identidad no hay un sueño por luchar, de crear valor agregado, de fortalecer lo aprendido y romper paradigmas, de crear mi propio empleo mi identidad, la alegría cimentada en el Espíritu de sabiduría y fortaleza.

 

Necesitamos la alegría de Dios, de volver a la fuente de la sabiduría, reconstruir la familia para fortalecer el conocimiento científico, de comer el pan con el sudor de tú frente. Volver a fortalecer los cimientos, desechar los egoísmos, para mirar a Dios, vivir la conversión de un nuevo hombre de Espíritu, de aprender de los errores que Jesucristo resucitado entre a la vida para construir nuevos caminos, caminos de alegría en saber que la paciencia y la constancia vencen los obstáculos de la voluntad, el peor enemigo del hombre.

 

Vivir la alegría de Dios es volver a nacer, construir Fe y Esperanza para ser hombres de bien.     

 

domingo, 4 de diciembre de 2022

 

Vivir el éxito con el perdón

 

El pensamiento del hombre es tener el éxito, de trabajar la imaginación de cómo llegar, los criterios que se analizan, de tomar la decisión, abrir el abanico de las oportunidades, con su respectivo calor, frio, soledad, tristeza, etc. Que la vida tiene los encantos donde el hombre tiene la capacidad para construir o destruir en función directa de su raciocinio, de conocer el origen y vivir el perdón.

 

El verdadero éxito se sumerge en el perdón, de vivir la paz interior, entrar en el servicio del otro, la muerte de la razón, la limpieza del corazón, para actuar de acuerdo a la misericordia, el aire purificado para respirar y expresar amor. Expresar la libertar de la pesadez de una historia familiar que carcome el presente, el vivir el hoy, en la máxima plenitud, libres de la oscuridad.

 

La importancia de aprender a vivir la sencillez, la entrega de los talentos al servicio, el crecimiento existencial de compartir las miserias transformadas en prójimo, la esencia del amor a familia, aroma a Cristo vivo, el timón de la familia para navegar por las siete naciones enemigas del hombre. Potencias que se las vence con el Espíritu de Dios, la humildad que ha vencido a la soberbia, el verbo SOY, la primera persona que desprecia ¿Quién es Dios para mí?

 

Vencer las siete naciones (soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza), es vivir el perdón, vivir el camino del hijo prodigo. En busca del éxito, del razonamiento de la verdad, mi verdad ante todo con el poder de juzgar lo bueno o lo malo, un poder atribuido por mí propio YO, la oscuridad de imponer como ley, de pedir la herencia de la vida al Padre para buscar el éxito.

 

La herencia representa mi verdad, el conocimiento académico, experiencia, que está por encima a la ignorancia del hombre de bien. El ateísmo del mundo que destruye a la familia, matando al inocente, a los hijos de darles la oportunidad de conocer a Dios, el Dios de vida.

 

Pero la misericordia, la gracia, el perdón, existe y es gratis, es simplemente de observar que camino dejo huella, reacciono ante los acontecimientos de dolor, tristeza, soledad, para gritar como el Hijo prodigo.  ¿Dónde estoy?, ¿Qué hago?, ¿Qué éxito estoy buscando? Respuestas que no entra la inteligencia humana, más bien el arrepentimiento, la mía culpa de decisiones tomadas sin el discernimiento de vivir primero un perdón.

 

El perdón se lo vive en familia, como la familia de Nazaret en humildad, sencillez, alabanza. Nosotros los hijos absorbemos todo, la esponja que se humedece con el diario vivir. Trasmito la fe como padre que primero es Dios, o me quedo en una religiosidad natural de pedir milagros cuando necesito moneda, de ganar en negocios de azar o pedir suerte.

 

El verdadero éxito está en vivir el perdón, de sentirme perdonado por Dios, quitarme el peso de la angustia, ser el hijo prodigo. Lo más difícil reconocer que se ha pedido la herencia, la idolatría, de imponer una verdad de muerte.

 

Hay una libertad, el libre albedrío de dejar una rendija para que Dios pueda entrar, o seguir buscando el éxito, el cansancio de la vida que no pinta, no asoma la veta oro, el engaño sutil “ya mismo, falta poco, mañana seguro que pego”, los engaños de los razonamientos de la angustia y desesperación. También vivir lo engaños de la inteligencia “tengo la experiencia, yo lo sé” el egocentrismo y soberbia de humillar al prójimo.   

 

¿Qué éxito busco, la decisión está ahí?

sábado, 3 de diciembre de 2022

EL TIEMPO DE ADVIENTO, SABER ESPERAR LA LLEGADA DEL HIJO DE DIOS. 


El hombre por naturaleza, la percepción de su creación a imagen y semejanza de Dios, crea en sí un forcejeo entre el conocimiento y el razonamiento de la búsqueda de la verdad.

 

Tropiezos, caídas, que se presentan dos respuestas, lógicas y concretas, de manera inmediata con sus respectivas consecuencias.  Determinar que no puedo, un lenguaje de Dios, que está hablando para una conversión, la destrucción del hombre viejo, el nacimiento de un nuevo hombre, un hombre en Espíritu. La otra opción de quedarse caminando en el perímetro de las tristezas sin norte, sin la esperanza que hay un nuevo amanecer, la búsqueda de un culpable.

 

El tener la certeza que se necesita de lo alto, la sabiduría, para combatir el ateísmo social, una carencia de identidad, de amor propio, para bajar el telón de un espejismo que el hombre crea en la oscuridad de su propia vida.

 

El hombre sin Dios, sin la verdad de una búsqueda exhaustiva, lleva a construir una torre de Babel, la confusión de la verdad, la ceguera de esperar el milagro de volver a sentir la palmeada de la misericordia.

 

La importancia de vivir el “Tiempo de adviento”, el saber esperar. La pregunta perfecta “¿Qué espero?”, o sigo en el camino con las respuestas que todo llega y pasa, cuestión de tiempo, pero sin esperanza, la ilusión de cambiar, sin el mínimo esfuerzo.

 

La oscuridad lleva al hombre a vivir en la ceguera, extender la mano por una moneda de milagros vanos, sin el efecto de una sonrisa de paz, de exultación de una transfiguración, la luz que libera al hombre de la esclavitud.

 

Tiempo de adviento, la certeza que viene, el bálsamo de untar en el miedo del sufrimiento, el ahogamiento al vivir diario, de las fatigas de no saber amar y perdonar. La llegada de la misericordia, el aprendizaje de vivir el hoy, el vivir la armonía de oler a Cristo, el perfume de una nueva evangelización, la buena noticia que Dios es amor, ha vencido a la muerte.

 

La nueva evangelización, que somos libres, que estamos a la expectativa que viene, pero hay que labrar primero la tierra, para sembrar la semilla. La semilla debe morir para dar frutos. Tú y Yo, debemos entrar en este camino, de anunciar al ateísmo, que lo anormal no es normal, la vida es de Dios, el autorizado de juzgar.

 

Un tiempo de reconciliación con uno mismo, para esperar con la verdadera certeza que Jesucristo viene, como el niño espera un regalo en navidad, el trabajador, empleado espera el décimo para cubrir las necesidades personales, familiares. Es la verdad.

 

El hombre espera en su profundidad de su ser, hay el anhelo de cambiar, de esperar ese cambio, que lo hace en sus fuerzas del conocimiento, de la inteligencia, etc. Pero no hay la iniciativa, lo ignora, que el cambio es gratis, lo hace Jesucristo resucitado. Es posible llevar el sufrimiento de un cáncer, la muerte de un ser querido, el desempleo, la pre-caridad. La esperanza anhelada por el hombre, el bálsamo de calmar la sed de la injusticia social.

 

El tiempo de adviento que nos invita a estar preparados, que la vida tiene sus encantos como la alegría de un amanecer, para iniciar la jornada de trabajo, el atardecer, la jornada de trabajo ha terminado. El milagro diario de Dios hacia el hombre, de la conversión diaria, que el futuro no existe, el ayer es historia.

 

La nueva evangelización vencerá al ateísmo, la enfermedad del intelectualismo está destruyendo la familia “Dios no existe”.

Dios existe, está entre nosotros, cuando hay el perdón y el amor, pero necesitamos ser los primeros en perdonar, esperar en Jesucristo resucitado. ¿Estás dispuesto?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 20 de noviembre de 2022

 

La vida según el criterio del aprendizaje

 

Hay un problema en el hombre que no ha podido vivir en plenitud, de sentir la complacencia, la paz, para decir. Es hora de regocijarme de todo lo que obtenido por mi trabajo e inteligencia. Se presenta la muerte óntica (perder la esperanza, la razón de vivir).

 

Sí esto sucede, el éxito no es éxito, es un acierto más durante el camino recorrido, barreras que se han logrado superar, que han permitido madurar la percepción de la vida. Poder hablar en otro lenguaje, que el éxito no es el verbo “TENER”, porque tiene una consecuencia, de un cansancio, la pesadez, la torpeza de sabores efervescentes.

 

Lo inentendible que hay una tristeza, no poder determinar de dónde viene, las raíces que han permitido crecer con un objetivo de llegar a “TENER”, llegar a SER. La competencia de escalar, llegar a la meta, sin percibir que hay un descendimiento. Si lo saben no se imaginan de palpar la realidad de un llanto y dolor, una impotencia que no poder hacer nada.

 

Un aprendizaje más a la vida, que todos llegamos a la cima, lo difícil que no es imposible de mantenerse, de poder ver al éxito como el primer sorbo de agua, para refrescar la sed. De ahí en adelante ya no mirar, pero si ver con los ojos del alma, dejar la cojera, el cansancio, para empezar a escalar una nueva montaña.

 

El reto que el hombre debe pasar, desenredar la madeja de hilo, más aún cuando el hilo es invisible por la mirada material. Preguntas y respuestas que se dan. Una respuesta exacta y veraz cuando determinas ¿Qué hago aquí?, ¿Quién soy? Un aprendizaje práctico y exhaustivo, donde el conocimiento científico se anula por un momento, el paréntesis de una decisión.

 

Un tiempo que puede ser una eternidad o un segundo, la respuesta y decisión tomada, consecuencias que se presentar por un Sí, o un No. El Sí que se convierte en aprendizaje, experiencia, liderazgo, mentoría, que ha vencido al miedo, cimentado en la esencia de la familia, los valores e integridad de la vida. El No representa la sumisión a la razón, dejar que el miedo sobresalte a su conocimiento y viva un desorden de sus propios pensamientos.  

 

Hablar de la vida tiene sus perspectivas de norte y sur, o a su vez lo inverso que enmarca dos aprendizajes: El primero, el conocimiento de familia cuando tiene una estructura de un trípode. Dios, Valores y Decisiones. El segundo aprendizaje el conocimiento académico, la profesión de las habilidades, el descubrimiento de la vocación. La dualidad de la vida entre valores y ciencia.

 

Para tener éxito en la vida, deben desaparecer las dudas, las mismas que esfuman cuando lo aprendido en casa y la universidad, se lo fundamenta con la sabiduría de Dios. El camino de una huella para la nueva juventud, dejando un testamento de lo narrado, explicado y escrito, el libro de los tropiezos y decisiones tomadas, que es cierto que Dios ilumina para caminar.

La importancia de conocer a Dios, para determinar lo falso o lo engañoso, antes que se conviertan en una verdad que mata tú realidad, talvez no poder volver a escalar la montaña libre de soberbia, orgullos, envidias.

La vida es vida, cuando se es libre, se aprende amar al prójimo, abrir la puerta del servicio, dar y servir, sin esperar recompensa.

lunes, 14 de noviembre de 2022


Los juramentos del hombre frente a la verdad.

 

El hombre por el miedo a lo desconocido, de enfrentar a sí mismo, de buscar la verdad, termina expresando un juramento por el propio Dios, por la vida. Sin imaginar la profundidad que tiene un juramento, la consecuencia que trae en decir “TE LO JURO”. 

 

Expresar un “TE JURO” impone una mentira “YO SOY “. Está pronunciado que es Dios, el creador del cielo y de la tierra. La pobreza espiritual del hombre frente a la ignorancia de su propio ser, para jurar por una insignificancia, de un juego de azar, reflejándose en las palabras del poder político, económico.

 

  El juego del lenguaje, el miedo a perder en una batalla, nacen los juramentos. “YO TE JURO”, una palabra que tiene un poder, utilizado por el hombre por la búsqueda incesante de SER. Expresión que cala en la mendicidad de un pueblo, en la idolatría que somete al hombre a vivir en una esclavitud de conciencia, de pobreza espiritual.

Comprobado que el conocimiento académico no resuelve la infelicidad del hombre, la angustia y desesperación que vive una familia por la inseguridad y vacíos, de los ofrecimientos, juramentos, del poder. El miedo sumergido en las decisiones, de no tener un solo lenguaje: Sí, sí, no, no

 

Un lenguaje que te pone de frente a la verdad. El hombre sin Dios se cree en su interior ser Dios, ser merecido de ofrecer lo que tiene en su corazón, que es vanidades y egoísmos que llevan a caminar sin huella, sin melodías, simplemente a vivir en idolatrías y oscuridades de su propia razón.

 

La realidad que es ignorada, tapada por el telón de las trsitezas, el telón de los ofrecimientos sin respuesta real. “TE JURO”, pero tengo la excusa perfecta culpar al otro, el culpable para no cumplir el juramento “TE JURO”.

 

Mientras se presenta otro grupo en busca de una verdad vana, una verdad sensacionalista de buscar culpables a la injusticia social, al hombre sin Dios. Encuentran al que juró, de llegar hasta las últimas consecuencias, sin el concepto de servir. Desconociendo el verbo amar, quedando el individualismo de Yo primero.

El juego del paralelismo entre inocente y honesto, el bien ante los ojos del propio hombre, pero con la perversidad de pensamiento, realizar el juramento “YO JURO” por mi honor que construiré los cimientos de la familia como un verdadero desarrollo y crecimiento de identidad y amor. Pero puede más la avaricia acompañado de la gula de poder para votar al tacho de basura el juramento “YO JURO”, hacer alado a Dios sobre la verdad.

 

La realidad de un juramento que no soluciona ningún dolor, más bien hay el compromiso de cumplir, de hacer realidad, caso contrario es jugar con la integridad de uno mismo y de los demás, como desechar un papel donde tiene la riqueza y has perdido todo, quedando en la desnudez de la sabiduría, sin el raciocinio del aprendizaje de Dios.

 

La importancia que el hombre viva el sosiego de la palabra, la paz, la tranquilidad de Dios en medio de las tribulaciones que se debe enfrentar diariamente. No entrar en el juego de ofrecer, jurar por las verdades del mundo que luego se convierten en mentiras, en la oscuridad de un juramento sin verdades.

Reconocer que no puedo, que soy débil, necesito el espíritu de Dios, para expresar el lenguaje de la humildad en decir: Sí, sí; no, no.

 

 

lunes, 31 de octubre de 2022

 

Tener una Esperanza de vida


El hombre ´por su propia razón le toca pasar por un valle oscuro, un camino escabroso, tormentas de neblina que imposibilita dar solución con teorías y definiciones. Qué en ocasiones ya no hay soluciones, queda la esperanza, la espiración profunda acompañada de un gemido suave, de la impotencia de no poder, pero tener la certeza de la misericordia de Dios.


Estos momentos de soledad, en medio de las turbulencias, los ataques de pánico, queda entrar en el dialogo profundo de uno mismo: Solo a Sola, vivir en la esperanza, que todo llega y pasa, el tiempo perfecto de saber esperar, escuchar, tener serenidad, para mirar con los ojos del alma y revivir el Espíritu.


Revivir el Espíritu es alejar el juicio, esperar en Dios. Qué se vayan, no se alejen simplemente los pensamientos que envenena el corazón, para expresar palabras que luego hieran en la profundidad del prójimo. Evitar el pensamiento que el alejado del Dios (el inteligente) no sufre y no tiene problemas porque sabe planificar, sabe cómo hacer. La mentira del mundo, la mentira de la inteligencia, la mentira de la sociedad que vive la doble vida.


 El vivir doble vida es no tener esperanza, no saber que es esperanza, Vivir en la ignorancia con título, de vivir en la esclavitud sin saber que es esclavo de sus propias conquistas, del circulo o perímetro de la sociedad que tiene el poder político y económico.

La doble vida implica ser honesto, divulgarlo a los cuatro vientos, pero no cuadra con los hechos, con la vida diaria dentro del trabajo, familia, amigos, etc. Deja de ser un faro para su propia familia, convirtiéndose en un barco a la deriva, sin el norte, sin la esperanza que hay un Dios. Se vive la eutanasia, la fornicación, el adulterio como una normalidad, acompañado de moralismo y leyes que te esclavizan en la cárcel de tú propio cuerpo.


Una realidad de la ceguera del hombre que no aprende ante el sufrimiento de su propia sangre, del grito del inocente, de la agonía de una muerte   intermitente, de sumirse ante el eco de voces externas que desean dominar al hombre. Puede más la ira, la sed de venganza, el condicionamiento de un cambio, de un alto, de izar la bandera blanca, por un voto, el voto de la democracia.


Se destruye la familia en una forma planificada como un juego de ajedrez, la jugada perfecta para el jaque mate. Seguridad de no dejar huella y evidencia, más bien se abre el telón para brillar como una solución, el aporte al desarrollo con la creación de leyes para que el hombre sin alzar la voz entra a su propia cárcel, la esclavitud de la ignorancia. Donde el peso de este daño lo vivirán nuestros nietos y bisnietos. La imposibilidad de amar, donde la familia deja de ser la escuela de valores, para convertirse en una unión de hecho, dando valor al mercantilismo de los bienes en estado cuantitativo y cualitativo.

 

Una forma fácil de conquistar los sueños, matar la esperanza que hay un Dios, un Dios que te hace libre, libre para amar, vivir como hijos de Dios. Utilizando a su favor los DERECHOS. Una palabra que cala en la profundidad del ser del Hombre, en su incapacidad de amar, de morir en su propio derecho.


Pero la vida es de decisiones: “De creer o no”. ¿Qué hay una esperanza?,   

lunes, 24 de octubre de 2022

 

La pobreza del hombre

 

Según el análisis  del Banco Mundial en su artículo Intensificar la lucha contra la pobreza extrema, afirma que viven con $2,15 al día, una realidad identificada como un indicador, en busca de soluciones sin mirar la raíz que origina la pobreza en el hombre.

Nos quedamos mirando la parte tangible, lo material, de no tener la moneda, para enfrentar al mercado. ¿Qué tengo, qué compro? De cuantificar la calidad de vida por:  Bienes, títulos, poder político, poder económico y la mentira de un populismo de vivir una doble vida.

El hablar de bienes, la prioridad es la casa, tener el techo para proteger a la familia, el sueño perfecto del hombre. Se suscita el fenómeno de matar el confort de la familia, el descanso se esfuma, quedando el derecho de tener un techo, sin el olor a familia, la esencia de sembrar vida.

Empiezan los problemas, la pobreza creada por la vanidad de vanidades, las pasiones de someter al hombre por el hombre. Demostrar el poder quien puede ayudar, de apuntar yo tengo, yo puedo. Ofrecer y regalar ignorancia, lo que tiene el corazón expresa el hombre.

 

Muere la familia, se extiende la pobreza, la carencia de amor, se prolifera el caos social, de sobrevivir en medio de la injusticia como abanderado. Pero hay voces que se convierten en ecos, jugando con la esperanza, que pueden solucionar la pobreza, el Dios perfecto que tiene la barita mágica.

La noticia millonaria que tienen la fórmula para solucionar la pobreza material. Muriendo el verdadero Dios ¡Abba, Padre! Quedando la razón sin sabiduría, el cansancio sin el agua viva, la fiesta sin vino.

La familia pierde la esencia de dar vida, de tener sueños reales, de ser visionarios, valientes en el Señor para vencer a los enemigos del hombre: Soberbia, Ira, Avaricia, Envidia, Lujuria, Gula y Pereza.  Perdiendo las virtudes como: humildad, paciencia, generosidad, caridad, castidad, templanza y diligencia.

El hombre al perder las virtudes, entra a vivir un analfabetismo de poder, de ansiar lo que no tiene el hombre, que es la familia. Imaginando, soñando que el momento de asaltar, robar, hurtar, dejan de ser pobres. El engaño feroz por la ausencia de educación, no conocimiento

Buscan solucionar la pobreza con conocimiento, apartando la educación de familia, los valores y la ética. No realizan el escrutinio, la raíz de la pobreza. Se enfocan en la creación de un número, un dato, para buscar un culpable, en función directa de la tendencia política, donde se ahonda más el problema, saliendo a relucir el conocimiento que tienen, los méritos obtenidos.

No quieren hablar de la POBREZA ESPIRITUAL, el miedo de enfrentase, a mirarse al espejo, reconocer quien SOY YO. Un miedo a la conciencia que te libra con la conversión, de reconocer que SOY POBRE DE ESPÍRITU. Hay solución, es hora de volver a construir familia.

Construyo familia, vuelve a nacer la esperanza, ser criatura de Dios, de gritar, ten misericordia de mí que soy un pecador. La palabra perfecta que trasmite paz, el faro de un nuevo hombre.

La solución está ahí, de pedir sabiduría de lo alto, reconocer a Dios en un pobre, de compartir lo bueno. Dejando la pobreza material, para ser rico en sabiduría, de generar amor, dar y recibir un abrazo.

 

La pobreza del hombre se termina cuando soy prójimo

 

martes, 18 de octubre de 2022

 

LA TRISTEZA QUE PERMITES QUE LLEGUE A TÚ CASA

 

La realidad del hombre es vivir en una insatisfacción, de no encontrar el sabor a la vida. El vacío que deja el poder de un consumismo que cala en la estructura emocional, de entrar a experimentar la gula existencial, de vivir solamente por las acciones.

 

Esto permite que la tristeza visite la casa, se quede indefinidamente si lo permites. Pero antes trabaja lentamente susurrando al oído, que tú historia está mal. Una injusticia que Dios se equivocó al darte vida, nacer en una familia concreta, con una imagen no aceptada por el mundo, en función directa a la actitud.

 

Permitiendo un pesimismo que abre la puerta, donde la clase política, económica, buscan conceptos filosóficos, de ver al hombre como algo abstracto, un simple consumidor de una moda impuesta, lejos de una identidad y cultura. 

 

Problemas que nacen porque el hombre lo permite. Una oportunidad de falsos profetas que ofrecen cambiar tú muerte existencial, la mala suerte.

Lo hacen por un voto popular, la democracia, que enmarca una constitución de velar por el pueblo. Utilizan el eslogan o grito de guerra de grabar en la mente la frase popular. Por ejemplo: “Pan, techo y empleo”; “Ahora le toca al pueblo”; “La voz de la experiencia”; “La fuerza de los pobres”; “Sé lo que hay que hacer y cómo hacerlo", “Ya tenemos presidente”; “El Ecuador del encuentro”; etc. La mentira piadosa, de jugar con la esperanza de un pueblo, que vive en la ignorancia de un modelo sin educación.

 

Un segundo engaño de ofrecerte una doctrina, una religión: “Pare de sufrir”. El mercantilismo de la idolatría, un beneficio costo. De nuevo gana la ignorancia de un pueblo sin evangelización, esperando milagros sin conversión.

 

El último engaño, la comunicación, que se la define el compartir sentimientos, de saber escuchar y saber pronunciar una palabra. La mala utilización del verbo comunicar, conduce al hombre a la sumisión del poder, la esclavitud de sus propios conceptos, la avaricia de ser, el menosprecio del prójimo. Otra vez la ignorancia del hombre en destruir la familia por perder la sabiduría y el discernimiento. La ausencia de Dios.

 

Todo esto permite que el hombre viva en una tristeza, envuelta en la mentira de la realidad de hoy. Expresar la vanidad de vanidades, desde el balcón de las ilusiones, la poesía sin el romanticismo de amar, de no vivir como prójimo e hijo de Dios.

 

Una tristeza que lleva al hombre a vivir una distancia entre dar y recibir, entre reír y llorar, entre ira y angustia. La distancia que marca la diferencia social de saber soñar.

 

Una verdad, una realidad, que el hombre busca siempre un culpable. El otro me deja en la tristeza, el causante de no encontrar la felicidad que se encuentra golpeando la puerta. Es cuestión de aptitud, de gritar a Dios, sálvame.

 

Vencer está tristeza, es mirar con los ojos del alma para reconocer el Ángel enviado por Dios. Desechar los espejismos, la palabra mala suerte, palpar, reconocer a Dios, que está allí, en el dolor más profundo, en el propio infierno. Es cuestión de preguntarse ¿Para qué? Marcando una distancia entre Tristeza y sufrimiento.

 

 La tristeza envuelve la soberbia de una verdad efímera. ¿Por qué a mí? ¿Qué hice? El porqué de la vida. El sufrimiento es la etapa de la purificación, la respuesta a la vida, el principio de un nuevo amanecer, un nuevo horizonte, un nuevo sueño.  

 

Hay que saber buscar la gracia de Dios, caso contrario es volver a vivir la tristeza, de nuevo el porqué. Cuando la verdad es saber vivir el presente, ganar una guerra todos los días, ganar el yo interior, el razonamiento ilógico.

 

Poner punto final a la tristeza, estrechando la distancia, crear el puente, pasar a la otra orilla, con la fortaleza de un nuevo hombre, la sabiduría para vencer ya una batalla.

 

La tristeza es vivir en tú verdad. El sufrimiento es vivir la verdad de Dios.

martes, 4 de octubre de 2022

 

LA MUERTE DEL HOMBRE

 

La vida tiene un origen, que es la creación de Dios, la creación del hombre con el soplo de la sabiduría del Espíritu Santo. La vida en plenitud dentro del paraíso, sin conocer la muerte.

 

Desde esta primicia el hombre estigmatiza que la muerte es del pasado, no llega al presente, creando un paréntesis de evitar que es el complemento de la vida.

 

La muerte es el presente, lo identifica el hombre cuando está vivo, tiene la certeza que hay vida eterna, una resurrección. En esta realidad la muerte es vencida.

 

Lo contrario es que la muerte provoca un miedo, que esteriliza bajo pensamientos sin contenido, con una verdad.  El miedo de enfrentar, que llegara, cuando tenga que llegar, sin la invitación, sin el permiso, ni protocolos, ni estupideces que el hombre crea por aferrarse a una vida sin vida.

 

La verdad que somos peregrinos, un tiempo de hacer el bien, de conocer la realidad, frente al prójimo. ¿Quién soy YO? La identidad para abrir nuevos caminos, vivir, saborear una parte del cielo. De poder reflejar la magnitud de entrar en la voluntad de Dios.

Palabras de sabiduría que marca al hombre en saber vivir, ya no como un influyente de la soberbia, más bien como una criatura de expresar armonía de la misericordia, el perdón, el abrazo de amor.

 

El no aceptar la muerte entra la alienación de una actividad como la música, el deporte, el estudio, la religión, etc. Se altera la razón para asemejarse a vivir bajo el caparazón de la irracionalidad, de llenarse de una idolatría de poder.

 

Pierde valor la palabra, buscar nuevos experimentos de frenar el tiempo para no envejecer. Evitar el paso del tiempo, con una consecuencia de perder la sabiduría de la vejez.

 

El mismo miedo te lleva a morir su espíritu, la vida empieza a tener los frutos de una tierra estéril, la amargura de saborear cosas extrañas, el jugo de la hiel de lo sembrado en la flor de primavera.

 

Las elegías musicales que te embarcan en el pasado y a su vez a un mañana de imaginación. El sufrimiento del dolor provocado por la muerte de un ser querido. Qué debería marcar experiencia, pero más puede la costumbre, el razonamiento, vivir en el espejismo de la moda que no incomoda.

Son las respuestas del hombre frente a la muerte, el dialogo, pregunta y respuesta, la locura de la mentira en verdad. Anclar el tiempo para vivir la impaciencia. La muerte que empieza a tocar la puerta. ¿Estás ahí? Una realidad, que llega el momento de buscar sabiduría.

 

La sabiduría no se lo encuentra en la inteligencia humana, está presente en servir, en mirar al débil, a la vejes que es el espejo, ¿Qué he nacido para morir?

 

No es referirse únicamente a la muerte física, también es la muerte del SER. El anhelo de encontrar el poder, expresar una palabra de miedo, la sumisión. Pero con la debilidad de morir en su propia conquista.

 

La felicidad está en saber vencer a la muerte, expresar la luz de la resurrección, la presencia de un Jesucristo resucitado, que irradia vida. 

 

¿Qué escoges? Vida o muerte

lunes, 26 de septiembre de 2022

 

LA IDOLATRÍA DEL HOMBRE.

 

El hombre es creado a imagen de Dios, una naturaleza de inteligencia, voluntad y libertad. Qué ha permitido al hombre vivir bajo experiencias de luchar, sobrevivir y enfrentar los nuevos retos que trae consigo para crecer

 

Pasos que ha ido dando, con firmeza, con miedo, indecisiones, o simplemente por impulsos que tocan dar en su momento. Han permitido al hombre ir creando su estructura de vivir y llevar el pan a su casa.

 

Pero la insatisfacción de llegar a saciar la angustia de su ser, se desquebraja la autenticidad de la creación de Dios, en lo relacionado a la parte mental, moral y social.

 

La inteligencia y sabiduría es elemental en la sociedad, para crear y dar un servicio a la humanidad, basado en el amor, como Padre e hijo, la trasmisión de la fe por hechos.

 

Motivo por el cual la moral en el hombre es la impronta en su actuar diario en justicia e inocencia, de no hacer daño, de prevalecer la intuición y no la razón.

 

Permite que el hombre viva en sociedad, este rodeado con sus semejantes y trasmitir sus pensamientos, el dolor ante cualquier acontecimiento. El hombre no puede estar solo, se forma el matrimonio para construir familia.

 

La realidad que el hombre siempre vivirá en un constante éxodo, en movimiento para entrar al desierto, a la precariedad, la carencia de pan, agua y amparo (seguridad). Se genera el poder, la idolatría por acaparar, la gula de ansiar y dejar a su prójimo en la intemperie.

 

Hablar de idolatría es una profundidad dentro del ser del hombre, porque su razón le convierte en Dios, por el mismo miedo de vivir un desierto, olvidándose que fue creado a imagen y semejanza de Dios. ¿Soy Yo?, tengo el derecho de crear mi propio Dios, el becerro de oro en medio de la nada.

 

Una verdad que Tú y Yo construimos un becerro, que te lleva a vivir en tú propia realidad, esclavo de los deseos y caprichos, matando la estructura de la familia como principio de amor y humildad.

 

Un becerro de oro construido por las propias manos, el “símbolo de la fecundidad, abundancia, energía y fuerza”.  El derecho a disfrutar de lo que no es mío. ¿Soy Yo?, de satisfacer las necesidades de la carne, la fuerza frente al inocente, el ateísmo que mata a la vida con la razón, una energía de considerarse Dios de sí mismo.

 

Es lo que estamos viviendo, las noticias diarias de muerte, violencia.  El enfrentamiento por dominar a los ídolos: éxito, poder y dinero. La ceguera del hombre para vivir sin discernimiento, vivir el momento de un consumismo, la necesidad innecesaria, de experimentar el placer de la prostitución, perder la dignidad e identidad de hijo de Dios.

 

Una prostitución que cala en la existencia del hombre, la venta de la sabiduría por una insignificancia, el plato de frijoles, de saciar la vanidad de vanidades, de imaginar que saldrá de la precariedad, el miedo de saber ¿Quién soy Yo?

 

Frente a esta realidad el único culpable es el hombre, sus falsos conceptos e idolatrías vacías, sin vida. El intelectualismo de ser, sin el compromiso de dar, servir.

 

Que muera la palabra cumplimiento y pueda nacer el temor de Dios, Sabiduría no inteligencia, amor no compromiso, esperanza no miedo.

 

Es hora de construir familia y no becerros de oro,

domingo, 25 de septiembre de 2022

 

La razón no tiene la razón

 

Cuando nace el hombre, en su razón hay un esquema de vida, un camino establecido. La línea recta de nacer y morir, sin el sufrimiento que te hace fuerte para hacer un camino de verdad.

 

Conceptos herrados por el miedo de enfrentar a la vida, el miedo de vivir el presente y se crean metamorfosis del pasado y del futuro. El engaño de la razón, que se pueden cambiar los sucesos y modificar lo no sucedido.

 

Una realidad que vive el hombre con su razonamiento sin la experiencia ni el conocimiento científico, más por un impulso de hacer por si se dan las cosas. La lógica de aceptar que se aprende de los errores, lo tropiezos, de las mil caídas y levantadas. Dejando huella, curtiéndose cada paso y palabra, el poder del optimismo, la oportunidad.

 

Es el problema de no mirar con los ojos del alma, las oportunidades que tiene la vida. De permitir que la razón entre en el juego de preguntarse y responderse el, ¿Por qué?. El veneno de la tristeza, del fracaso, de quedarse en el propio terreno, el paso de la desidia, mirarse al ombligo, esclavo de sus propios pensamientos.

 

Una esclavitud con las pinceladas de un éxito fugaz, dejando un sufrimiento racional que engaña a la propia razón, que el fracaso es por la culpa de tener un limitante, escases. La mentira piadosa para vivir en la burbuja de la culpa, el resentimiento social de ser lo que no es.

 

Una locura del hombre, de pensar, pensar, al final llega el ocaso, la vejes, enfermedad y muerte. Tres escrutinios que el hombre no se libra. Enfrentarse cara a cara, volviendo a ser engañado de su propia razón. ¿Qué te dice? Que no hay vejes, puedo volver a vivir, lo que no viví en mis veinte años.  

 

El optimismo sin la fuerza de la juventud, sin la sabiduría de la experiencia, no permite saborear el encanto del aroma a familia. Te lleva a sumergirse en la soledad de la razón, que no eres nadie, el estorbo de la familia.

 

Qué hacer frente a estos razonamientos vacíos, que enferma el alma. Hay una respuesta, bajar los brazos, topar el suelo, saborearlo y reconocer, que existe una esperanza, la buena noticia. Dios te ama, es padre.

 

La trilogía del escrutinio es bella, tiene los frutos de la purificación, de ganarle a la razón y poder vivir una parte del cielo, el preámbulo lo que es ser Hijo de Dios. Tener el espíritu de juventud para ser el faro de las generaciones.

 

Ser joven y pobre de Espíritu es abrir la puerta de la paz, la mente visionaria, la mano que estrecha confianza, el camino de la sabiduría. Es conocer la realidad, palpar el dolor del hermano. Hacer camino en lo pedregoso, lo que la razón no puede hacer.

Se puede vencer a la razón, con el camino de la sencillez, el amor que rompe paradigmas, la sencillez de un corazón contrito, el arrepentimiento, el nuevo camino de conversión.

 

El éxito es la simplicidad, saber escuchar, disfrutar de los aciertos y errores, vivir, vivir el hoy, sin cambios, simplemente vivir en paz.

 

Tú razón muere y resucita tú Espíritu. La razón no tiene razón

lunes, 12 de septiembre de 2022

 

HABLANDO DE LA VERAD

 

Hablar de la verdad, es hablar de un hecho, acontecimiento, creando un sinónimo, fuera de la realidad del hombre, de aceptar como tal, el acontecimiento, sin el fundamento real de una vivencia, de un dolor.

 

Hablar de la verdad se ha convertido en algo trivial, el común denominador del vocablo como una regla que se debe cumplir. Se ha perdido el valor real, el poder que tiene el pronunciar la verdad.

 

 Se presenta el juego de palabras para dejar en el anonimato a la verdad. Se dice que el hombre creo a Dios, cuando la verdad es “Dios crea al hombre”

 

Palabras van, palabras vienen, el monologo de no pensar, un monologo de acusación, de entrar en la muerte óntica del ser. Una verdad que prevalece para no despertar y seguir caminando con un vértigo de la sumisión de una falsa verdad.

 

La sumisión del hombre, sin norte, sin la capacidad de enfrentar a la mentira, de vivir sin la dignidad de hombre. Consecuencia de vivir por vivir, sin luchar por un sueño, de aceptar conceptos sin discernimiento.

 

Pero hay una verdad. Dios existe. Existe el Amor, una buena noticia, la verdad en el anonimato, la que libera de los sufrimientos existenciales, de la realidad de hoy, de no saber amar.

 

Para entrar esta verdad, en el amor. Hay que saber escuchar, mirar con los ojos del alma, de gritar, gritar para romper la membrana de la irracionalidad, volver a caminar.

 

La verdad es eso, de guerrear contra la razón, de los espejismos de sus propios conceptos que lo atan para expresar: El pobrecito, la mala suerte.

 

La verdad está golpeando la puerta. ¿Qué oyes, qué escuchas? Una decisión a tomar, una verdad en aceptar. Un nuevo camino por recorrer. Levantarse y extender la mano a Dios.

 

El libre albedrio, el discernimiento, la verdad.

lunes, 5 de septiembre de 2022

 

El matrimonio

 

La base y la estructura de una sociedad para su desarrollo en todo ámbito, es necesario que la familia se encuentre bien estructurado, para vencer los miedos de la sociedad, los miedos de querer hacer el bien, de dar sin recibir nada a cambio.

 

La estructura de la familia se forma con el matrimonio entre hombre y mujer. La visión de ver el horizonte productivo, la promesa celestial, recibir una tierra que mana leche y miel.

 

El matrimonio prepara la tierra para sembrar la semilla. El grano de la razón, de morir a la comodidad, dar vida, recogiendo el fruto de generaciones soñadoras, de seguir construyendo familia, una sociedad de competencias, la arquitectura de la vida.

 

Lamentablemente el matrimonio ha experimentado el divorcio entre conocimiento y sabiduría. La palabra como intelectualismo de no mirar el desarrollo de una sociedad, de permitir las cadenas del analfabetismo, no expresar la ira del desconocimiento, de vivir esclavo en su propia guerra.

 

Dando origen a los matrimonios de vanidad de vanidades, de vivir por las apariencias de lo irreal, del espejismo político, económico y social. El matrimonio de la  conveniencia, el egoísmo al desnudo.

 

La marcha nupcial de lo ilógico, de la entrada del político al altar, para escoger al novio sin identidad. El nuevo matrimonio sin estructura, sin temor de Dios.

La realidad de una sociedad, que vive de matrimonio en matrimonio, creando los surcos sin profundidad, enloquecidos por el humo negro de las componendas.

Es hora de volver a construir familia, la decisión: TU y YO. La herencia de aprender a tomar el mejor vino, el vino de la libertad, el vino de romper barreras.

 

Construir sueños cimentados en el poder de Dios. Tú Familia, tú matrimonio, tú noviazgo, el referente para la juventud,

 

lunes, 29 de agosto de 2022

LA PALABRA

 

La palabra

 

La palabra ha perdido su poder de cambiar, de establecer un decreto de vida, el decreto de amor.

Las indecisiones, las imperfecciones de tener la razón, la verdad efímera de un intelectualismo sin conceptos. Donde la vanidad se coloca en el balcón de las pasiones, de izar la bandera y coronarse con una palabra “Yo soy”, el poder en la constitución de un estado imaginario, sin el poder del decreto real.

 

El hombre ha permitido por el juego de permanecer en el fango de la concupiscencia, que la palabra pierda la esencia del decreto real de Dios. “Hágase la luz y se hizo la luz”. Hoy la palabra se ha convertido en un analfabetismo, la falta del conocimiento, la transfiguración de la muerte a la vida.

Se pronuncian las ráfagas de las palabras, del populismo social, de ofrecer por ofrecer, sin la determinación de conservar la identidad de hombre, la identidad de hijo de Dios.

Llega el Médico con el poder de decidir, el poder para determinar el derecho de nacer, el inocente enfrentándose al Goliat del conocimiento.

Llega la juventud con sus propios conceptos absorbida de los caprichos sociales de la familia. Los roles cambiados de ser Padre y Madre, la debilidad de formar jóvenes soñadores y emprendedores.

 

Llega el Abogado con la palabra ya sin determinación, la ley que regula a la ley del poder del hombre. La dictadura de lo toxico, el miedo, la imposición de expresar el sentimiento del alma.

 

Llega el Político, el comedido, el entrometido, calificándose como el mesías, el profeta, el patriarca que va abrir el mar de las indecisiones para llegar a la tierra prometida. El juego de palabras, sin conceptos, sin valor, hablar, expresar por llegar al sillón del poder.

La palabra está muriendo, la palabra suelta a la espera de la decisión de pedir sabiduría a Dios.

viernes, 26 de agosto de 2022

 

LA ELECCIÓN DEL HOMBRE

 

El hombre por su naturaleza está en la búsqueda constate de saber: ¿Quién soy Yo?, ¿Qué elijo?, ¿Quién es Dios en mi vida? Preguntas que nacen de acuerdo al pensamiento filosófico de reflexión, de saber para que vivo.

 

Circunstancias de caminar por la senda de una oscuridad tenue que confunde con la claridad del sol, que ciega el ver la existencia real de la luz perpetua que Dios tiene con el hombre sobre una elección que hay.

 

La elección está ahí, hay que saber elegir, que camino, izquierda o derecha. Nacen los nuevos conceptos. Un poco de ahí, un poco de allá o simplemente los extremos de una ortodoxia.

 

Las consecuencias de entrar en una identidad débil, sin el fundamento de saber que elijo, la falacia del pensamiento del hombre, la mentira intelectual de querer ser Dios.

 

Principios que el hombre utiliza para la manipulación de una subordinación al pensamiento de saber qué hacer. La desesperación a tomar decisiones sin la serenidad de las consecuencias que se debe enfrentar. Decisiones frías, tomadas del momento, ancladas sin el peso de la sabiduría, simplemente por palabras vanas de soledad y tristeza.

 

La realidad que hay una elección, pero el hombre desconoce y elige lo efímero, lo sustancial a lo tangible, al poder, a la idolatría de la vanidad de la formalidad al espejismo que tiene la solución a los problemas suscitados por la propia indecisión.

Situaciones críticas que el hombre no sabe elegir, sabe imaginar opciones que pueden solucionar los agujeros negros de la idolatría, de la avaricia del poder, del conocimiento, del saber sin Dios.  

 

 La tristeza de caminar sin la presencia de una elección perpetua que tiene el hombre, de vender la primogenitura por el plato de lentejas, por la ansiedad de la búsqueda flagrante de una felicidad sin Dios.

 

Queda una respuesta en este caminar: Qué elijo……