domingo, 20 de noviembre de 2022

 

La vida según el criterio del aprendizaje

 

Hay un problema en el hombre que no ha podido vivir en plenitud, de sentir la complacencia, la paz, para decir. Es hora de regocijarme de todo lo que obtenido por mi trabajo e inteligencia. Se presenta la muerte óntica (perder la esperanza, la razón de vivir).

 

Sí esto sucede, el éxito no es éxito, es un acierto más durante el camino recorrido, barreras que se han logrado superar, que han permitido madurar la percepción de la vida. Poder hablar en otro lenguaje, que el éxito no es el verbo “TENER”, porque tiene una consecuencia, de un cansancio, la pesadez, la torpeza de sabores efervescentes.

 

Lo inentendible que hay una tristeza, no poder determinar de dónde viene, las raíces que han permitido crecer con un objetivo de llegar a “TENER”, llegar a SER. La competencia de escalar, llegar a la meta, sin percibir que hay un descendimiento. Si lo saben no se imaginan de palpar la realidad de un llanto y dolor, una impotencia que no poder hacer nada.

 

Un aprendizaje más a la vida, que todos llegamos a la cima, lo difícil que no es imposible de mantenerse, de poder ver al éxito como el primer sorbo de agua, para refrescar la sed. De ahí en adelante ya no mirar, pero si ver con los ojos del alma, dejar la cojera, el cansancio, para empezar a escalar una nueva montaña.

 

El reto que el hombre debe pasar, desenredar la madeja de hilo, más aún cuando el hilo es invisible por la mirada material. Preguntas y respuestas que se dan. Una respuesta exacta y veraz cuando determinas ¿Qué hago aquí?, ¿Quién soy? Un aprendizaje práctico y exhaustivo, donde el conocimiento científico se anula por un momento, el paréntesis de una decisión.

 

Un tiempo que puede ser una eternidad o un segundo, la respuesta y decisión tomada, consecuencias que se presentar por un Sí, o un No. El Sí que se convierte en aprendizaje, experiencia, liderazgo, mentoría, que ha vencido al miedo, cimentado en la esencia de la familia, los valores e integridad de la vida. El No representa la sumisión a la razón, dejar que el miedo sobresalte a su conocimiento y viva un desorden de sus propios pensamientos.  

 

Hablar de la vida tiene sus perspectivas de norte y sur, o a su vez lo inverso que enmarca dos aprendizajes: El primero, el conocimiento de familia cuando tiene una estructura de un trípode. Dios, Valores y Decisiones. El segundo aprendizaje el conocimiento académico, la profesión de las habilidades, el descubrimiento de la vocación. La dualidad de la vida entre valores y ciencia.

 

Para tener éxito en la vida, deben desaparecer las dudas, las mismas que esfuman cuando lo aprendido en casa y la universidad, se lo fundamenta con la sabiduría de Dios. El camino de una huella para la nueva juventud, dejando un testamento de lo narrado, explicado y escrito, el libro de los tropiezos y decisiones tomadas, que es cierto que Dios ilumina para caminar.

La importancia de conocer a Dios, para determinar lo falso o lo engañoso, antes que se conviertan en una verdad que mata tú realidad, talvez no poder volver a escalar la montaña libre de soberbia, orgullos, envidias.

La vida es vida, cuando se es libre, se aprende amar al prójimo, abrir la puerta del servicio, dar y servir, sin esperar recompensa.

lunes, 14 de noviembre de 2022


Los juramentos del hombre frente a la verdad.

 

El hombre por el miedo a lo desconocido, de enfrentar a sí mismo, de buscar la verdad, termina expresando un juramento por el propio Dios, por la vida. Sin imaginar la profundidad que tiene un juramento, la consecuencia que trae en decir “TE LO JURO”. 

 

Expresar un “TE JURO” impone una mentira “YO SOY “. Está pronunciado que es Dios, el creador del cielo y de la tierra. La pobreza espiritual del hombre frente a la ignorancia de su propio ser, para jurar por una insignificancia, de un juego de azar, reflejándose en las palabras del poder político, económico.

 

  El juego del lenguaje, el miedo a perder en una batalla, nacen los juramentos. “YO TE JURO”, una palabra que tiene un poder, utilizado por el hombre por la búsqueda incesante de SER. Expresión que cala en la mendicidad de un pueblo, en la idolatría que somete al hombre a vivir en una esclavitud de conciencia, de pobreza espiritual.

Comprobado que el conocimiento académico no resuelve la infelicidad del hombre, la angustia y desesperación que vive una familia por la inseguridad y vacíos, de los ofrecimientos, juramentos, del poder. El miedo sumergido en las decisiones, de no tener un solo lenguaje: Sí, sí, no, no

 

Un lenguaje que te pone de frente a la verdad. El hombre sin Dios se cree en su interior ser Dios, ser merecido de ofrecer lo que tiene en su corazón, que es vanidades y egoísmos que llevan a caminar sin huella, sin melodías, simplemente a vivir en idolatrías y oscuridades de su propia razón.

 

La realidad que es ignorada, tapada por el telón de las trsitezas, el telón de los ofrecimientos sin respuesta real. “TE JURO”, pero tengo la excusa perfecta culpar al otro, el culpable para no cumplir el juramento “TE JURO”.

 

Mientras se presenta otro grupo en busca de una verdad vana, una verdad sensacionalista de buscar culpables a la injusticia social, al hombre sin Dios. Encuentran al que juró, de llegar hasta las últimas consecuencias, sin el concepto de servir. Desconociendo el verbo amar, quedando el individualismo de Yo primero.

El juego del paralelismo entre inocente y honesto, el bien ante los ojos del propio hombre, pero con la perversidad de pensamiento, realizar el juramento “YO JURO” por mi honor que construiré los cimientos de la familia como un verdadero desarrollo y crecimiento de identidad y amor. Pero puede más la avaricia acompañado de la gula de poder para votar al tacho de basura el juramento “YO JURO”, hacer alado a Dios sobre la verdad.

 

La realidad de un juramento que no soluciona ningún dolor, más bien hay el compromiso de cumplir, de hacer realidad, caso contrario es jugar con la integridad de uno mismo y de los demás, como desechar un papel donde tiene la riqueza y has perdido todo, quedando en la desnudez de la sabiduría, sin el raciocinio del aprendizaje de Dios.

 

La importancia que el hombre viva el sosiego de la palabra, la paz, la tranquilidad de Dios en medio de las tribulaciones que se debe enfrentar diariamente. No entrar en el juego de ofrecer, jurar por las verdades del mundo que luego se convierten en mentiras, en la oscuridad de un juramento sin verdades.

Reconocer que no puedo, que soy débil, necesito el espíritu de Dios, para expresar el lenguaje de la humildad en decir: Sí, sí; no, no.