La realidad del hombre en este siglo XXI , es que ha perdido la esencia de lo que es el hombre frente a la creación del universo. Esto significa que la creación fue hecha para el beneplácito del hombre, donde pueda disfrutar, descansar, etc.
Como ha perdido el encanto de la vida, busca el placer opuesto a la creación de Dios, perdiendo la identidad para caer en los agujeros negros de la mente obscura ya sin sabiduría e inteligencia.
Esto, esta viviendo el mundo entero y no se queda atrás nuestro país de los matrimonios del mismo sexo. En la constitución de Montecristi en su artículo 68, se da la atribución, derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas mediante matrimonio a las uniones estables y monogámicas entre dos personas libres de vínculo matrimonial que formen un hogar de hecho.
Todo este problema ha sido creado por el propio hombre, por la búsqueda incesante de poder, olvidando los principios y valores que tiene la familia como esencia de un desarrollo y crecimiento de la sociedad. Pero, frente al dolor, a la incapacidad de amar, a la falta de servicios básicos, se escuchan los ecos de las palabras, de aquellas voces apenadas de vivir en el estiércol de sus propias conquistas. Ecos de vandalismo, de injuriar y maltratar al mismo prójimo, buscando su grito como una verdad.
Esta es la realidad que estamos viendo, leyes aprobadas para el matrimonio del mismo sexo y que muy pronto ira tomando peso en nuestro país. Si no defendemos nuestra familia, asumiendo el rol verdadero de padres, para luchar a un marketing publicitario donde la familia tiene que evolucionar con programas como. “Así somos”, “Las diosas de Venus”.
La única arma para defender la familia es la verdad apoyada en Dios. “Dios creo hombre y mujer para multiplicar la tierra.
Nixon Maldonado Montaño
