¿Y ahora qué?
Una expresión burlesca que lo decía en la campaña electoral de
un Ex presidente de la Republica a finales de los años noventa. Un sorbo de café
para pasar y no atragantarse, lo que se da en la democracia, una política sazonada
por la demanda de sus propios intereses de cada movimiento o partido político
que tiene un poder democrático, una fuerza legislativa y vale el voto. ¿Y ahora
qué?
Una expresión irónica del momento histórico, de un populismo
chabacano, una definición marcado por las elites políticas que no sabían el asombro
del tablero político, de una derecha a una figura de pueblo que asumía el poder
en la constitución. Hoy se repite la historia, el asombro, pero con una furia,
ira, y la soberbia política de querer vencer al populismo sin ejercer el poder,
pero le dan protagonismo y les canta a los oídos, ¿y ahora qué?, a la derecha revestida de populismo demagógico, la
cara de ángel, que grita al pueblo, dame tú voto. Palabras de agonía con odio y
venganza.
La triste realidad que se vive, que el error de la clase
política lo paga el pueblo, los más débiles, sin poderse defender, ahogando la
esperanza, creciendo la brecha de la pobreza.
Ya no se vive la democracia, el civismo, el estadista en el
poder, para reactivar la economía, volver al campo, producir la tierra, generar
emprendimientos, hacer empresa. Se vive el miedo, el secuestro, el robo, la
defensa propia, sobrevivir a la viveza criolla sin educación, pero con tecnología,
la era del analfabetismo cognitivo.
Cada familia vive con tecnología, el conocimiento informático,
la biblioteca google que lo sabe todo, pero sin discernimiento, sin hábitos,
esclavos del propio miedo, sin la capacidad de ver más allá de un simple
paisaje, el atardecer de la propia vida. Una ceguera y sordera del pueblo, lo
utiliza el Político para crear una necesidad y ser quien puede cubrir esa misma
necesidad, pero necesita tú voto.
Para lo cual se convierten en líderes, el lenguaje que cala
en el pueblo, que no sabe, la indecisión, pero son intérpretes de las necesidades,
traducidas a su conveniencia por el marketing para generar un lucro, una
rentabilidad.
Nos enfrentamos a una segunda vuelta. ¿Y ahora qué? El pueblo debe escoger la mejor alternativa, los
mejores eslóganes o frases, que es lo que vende y ofrece. Que se cumplan no lo
sabemos.
Tenemos la opción que fue gobierno, con su frase célebre “ya
tenemos presidente” “la patria ya es todos” “la patria vuelve”. Hoy se presenta
a la segunda vuelta con el eslogan “Los borregos” seguida de la frase “Seguridad,
trabajo y bienestar”. Compitiendo con una derecha una frase débil, pero con un
trabajo de hormiga, el conocimiento intelectual y experiencia empresarial que
ofrece “Por un nuevo Ecuador”.
¿Y ahora qué? El pueblo debe escoger, debe
sufragar, debe cumplir con la democracia, debe. La ironía de la vida en la
democracia, el gobierno del pueblo, se convierte en un simple asiento contable democrático,
registrar mi voto, para el candidato escogido.
Es la realidad que estamos viviendo, la ignorancia, la
libertad entre comillas, pero sin el raciocinio ni sabiduría, simplemente una
vida sin luz, sin sueños, a la espera que el gobierno de turno solucione sus
necesidades, de vivir del bono de la pobreza, la pobreza de la pobreza. De vivir el hombre sin Dios, sin identidad.
Se necesita una nueva independencia, una nueva revolución de
ideas, de vencer al miedo, de vencer a la amargura de vivir, de volver a soñar,
de crear familia, de una juventud de conocimiento y educación, ser capaz de
romper paradigmas, romper barreras. Necesitamos aprender amar.
Es verdad que necesitamos escoger una opción, un candidato,
una oferta, una frase. Necesitamos primero recuperar identidad, saber. ¿Quién
soy yo?
¿Y ahora qué? Tú decides.