Las palabras sabias de nuestros
padres que nos inculcaban, para castigar al hombre es con la indiferencia, así
evitar careos en busca de quien tiene la verdad o la razón.
En nuestro país es ya pasar la página,
pero con el eco de voz que se escuche, que hay dos justicias. La de Dios y el pueblo. No darle más importancia al ex de
tantos adjetivos (demócrata, revolucionario, con infinito amor, la ética, ya tenemos
presidente, etc.). El castigo es ignorarlo, esperando que entienda, con tantos
doctorados puede que tenga Alzheimer político, vuelva a querer ser Dios
de los ecuatorianos. Ya tenemos presidente por diez años más.
Pasar la hoja es sepultar la década
correista sin que queden los recuerdos, pero que haya la justicia y fiscalización
de parte las autoridades de control. Para que el pueblo madure y salga del analfabetismo político tecnológico. De
levantar la voz de protesta con la inteligencia de la sabiduría de
decir NO la corrupción, de un movimiento verde que maduro en diez años para
generar el sabotaje financiero a través de la venta de los recursos no
renovables.
Ignorarlo no con el odio, pero
si, con la elegancia de un NO. Que representa no queremos revolución, no queremos doctorados, no
queremos sabatinas de mentiras, no queremos enfrentamientos entre ecuatorianos,
no queremos más la mentira de que hay carreteras a un costo de inestabilidad
familiar, política y económica.