lunes, 26 de diciembre de 2022

FELIZ NAVIDAD

 

Para el cristiano ha nacido el Hijo de Dios, como lo anuncio el profeta Isaías, Emanuel, Dios con nosotros. Ha nacido para morir por amor, que el hombre sea libre, el nuevo éxodo de una conversión, tener vida eterna. El plan de salvación del Padre para la humanidad, de enviar a su Hijo y nazca del seno de la Virgen María.

 

Pero la pregunta real del hombre ¿Qué es Navidad?, ¿Por qué el festejo, los regalos? Lo mínimo que podemos tener claro para trasmitir a las nuevas generaciones, nuestros hijos, nietos, etc. Dios es amor, lo demuestro en hechos o simplemente es una palabra de oídas, que puede ser o no puede ser, de vivir la tibies, de no en encontrar la puerta de la vida, poder pasar a la otra orilla.

 

La gran tristeza de no tener la experiencia de vivir el amor, el amor sin condicionamientos, libre como el mismo viento, libre como el caudal del agua cristalina que riega la tierra para dar su fruto, libre como el cantar de las aves, libre como la sabiduría. Desconocer el amor es vivir por vivir, como la costumbre de cenar, entregar los regalos, conversar y quedarse en el cuchicheo de la farándula, política, religión, etc., sin buscar la verdad.

 

Si no tengo amor, que puedo decir de la Navidad. Se convierte en un comercio, el negocio, el regalo como una obligación, desaparece el amor al prójimo. La ignorancia es tan grande que se negocia el amor, el afecto por un regalo, un dulce, que desaparece el momento que se desvanece el sabor en el paladar, y de nuevo todo sigue igual, la pobreza espiritual.

 

El regalar no está mal, más bien es un acto de caridad. Se convierte en un problema social cuando soy cómplice del negocio, sin dar el sentido de la Navidad, como prescriben los mandamientos principales “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente; un segundo Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. ¿Qué regalo doy? Se da, lo que llevo en el corazón, lo que me trasmitieron mis padres, lo que se aprende en casa como familia cristiana, de temor a Dios.

 

Un temor de Dios que se refleja en una idolatría, de perder el Espíritu de sabiduría e inteligencia, de vivir con la inteligencia de Hombre, sin discernimiento y libre albedrío. Vivir la mafia del consumismo, donde los labios pronuncian que creo en Dios, creo en la Navidad, pero los hechos dicen lo contrario, el corazón se ha desviado tiempo atrás a los placeres del mundo, al poder del mercantilismo, que todo se mueve con dinero.

 

Las contradicciones de la familia, que ha perdido su rol de transmitir la FE, trasmitir el amor, trasmitir la historia de salvación de Dios para el hombre. Se ha impregnado el ateísmo, de SER. Ser el mejor estudiante, tener las mejores calificaciones, se merece el regalo. Ser el mejor empleado, la responsabilidad social del merecimiento, subir de escalafón. Siempre la búsqueda del merecimiento, de alago, permitiendo que se esfumara la responsabilidad de hombre, la responsabilidad de Padre, la responsabilidad de enseñar y trasmitir la Navidad.

 

El nuevo rol de la familia se ha quedado en la teoría, en el CUMPLIMIENTO, cumplo y miento. Expresar Feliz Navidad, pero con el miedo inminente de ser semilla, miedo de ser río, miedo ser hijo de Dios. Ser semilla que tiene que morir en la tierra para que pueda nacer una planta: Ser rio que pierde su libertad para regar la semilla. Ser hijo de Dios de proclamar que Dios es Padre y que provee a sus hijos.

 

El hombre ha perdido el norte, no ha podido ver la estrella de Belén, la luz brillante que indica el lugar donde ha nacido del Hijo de Dios. Ha nacido en tú casa, en el pesebre de tú corazón.

 

Con todo el cansancio, los movimientos de las compras, has podido comprar el verdadero regalo de Navidad, que alguien está esperando, que golpees la puerta, que lo busques. Está ahí, en el prójimo.

 

Feliz Navidad.

 

martes, 20 de diciembre de 2022


¿Estoy dispuesto a construir familia para ser el baluarte de una sociedad con decisiones y sabiduría?

 

La vida es un caminar sin regreso, un tiempo sin pasado y sin mañana, simplemente con un presente que es una oportunidad de saber vivir, en medio de los tropiezos, caídas. Decisiones a tomar venciendo el miedo, el miedo que presiona para quedarse del tren de la vida y vivir con la duda de lo que pudo ser.

 

Decisiones que se forman en el seno de familia, la esponja que absorbe de toda las acciones, actividades y formación que se da desde el mismo momento de la procreación del hombre en lo relacionado a la inteligencia y el conocimiento de Dios. ¿Quién es Dios en tú vida?

 

Motivo por el cual construir familia se basa en tres parámetros que son esenciales para un éxito, que a su vez tiene su fruto en ser la luz y sabiduría que necesita la sociedad. Una sociedad de valores, honestidad e integridad, convertirse en el baluarte de la FE, el soldado de ganar una guerra con sabiduría, prevaleciendo el amor al prójimo.

 

Un primer parámetro tenemos de formar identidad a nuestros hijos, con una responsabilidad paternal, que se relaciona con vivir y sentir el primer grito de vida que da el niño al nacer. La euforia de salir del vientre de la madre, del útero de la vida, para enfrentarse a lo desconocido, después de vivir nueve meses en el vientre, alimentado y unido con la madre a través del cordón umbilical, el cordón que trasmite vida en función directa ¿Quién soy YO?

 

El inocente que nace para ir creciendo de acuerdo a las nutrientes, el pan con el sudor de la frente y el pan espiritual. Un solo pan para crecer en sabiduría, valores, discernir el bien y el mal, el libre albedrío. La identidad del seno de la familia, que representa un 80% para enfrentar a la vida.

 

Un segundo parámetro se fundamenta en tener una profesión, de fortalecer los talentos, abrir el abanico de las oportunidades, con la seguridad que soy capaz de crear un valor agregado, rompiendo paradigmas para emprender y hacer empresa.

 

La profesión tiene una relación directa con la identidad, porque permite desarrollar sus potencialidades para dar pasos en caminos pedregosos, donde se presentarán caídas dolorosas, con las ganas de gritar ya no puedo. El momento oportuno de gritar a cielo, al Padre para exhalar el último aliento y recibir una nueva briza, el Espíritu de Dios para volver a caminar, volver a empezar, ganarle al NO.

 

El No que representa una euforia de nuevos aires, un No de nuevas oportunidades, un NO de ser visionario, Un No de levantarse de mil caídas, el No de aprender amar. El profesionalismo en el camino del éxito que representa el 15% unificado con el título de la universidad de la vida y el título académico.

 

El último punto o parámetro para el camino del éxito es la riqueza que representa el 5%, obtenido por el trabajo, una herencia, etc. La seguridad que se puede convertir en una idolatría que permite que la sabiduría se esfume y la razón pase a dominar mediante el esquema de un razonamiento que Dios no existe, la mala suerte, de no tener coyuntura política, económica.

 

En conclusión, el verdadero éxito del hombre se basa en: La formación de casa, los valores éticos que se forman para ser un profesional libre, con un lenguaje serio y practico Sí, sí, No, no. Que engloba la identidad para abrir nuevos caminos libres, sin la idolatría del señor dinero.

 

El acto de Contrición que nos permite reflexionar si construyo familia, o doy prioridad al salario, a la riqueza material, olvidando que la vida nos viene de Dios, el éxito verdadero. 

 

 

 

 

lunes, 12 de diciembre de 2022

 

El camino para buscar y llegar a tener alegría.

 

El caminar del hombre es la búsqueda inefable de la felicidad, la alegría. Pero durante el caminar se interponen barreras que llegan de forma voluntaria o inesperadas, también por nuestros errores, el ego de imponer una verdad vana.

 

Cuantos errores, aciertos, que se presentan en el diario caminar, con la ilusión de ganarle al tiempo, de soñar en ser ya un adulto, de conquistar los encantos de la de vida, el cortejo de alegrías espontaneas, de sabores imaginarios, sin la estructura de aprender de cada paso, más bien ocultando el dolor de una caída, por ser fuerte ante la montonera humana, de vivir el momento.

 

La línea recta de buscar una alegría, de buscar y conseguir siempre el SI, como el amuleto de un éxito, del galán de la novela creada en la ficción de una gracia monetaria, sin la misericordia del NO, simplemente de llamar la atención, el faro sin norte, la imagen de un espejismo.

 

Imágenes que son aprobadas por el mundo, figuras que envejecen al Espíritu, hasta la muerte sí mismo, por conquistar una alegría y llenar el vacío de una insatisfacción. La necedad del hombre por conquistar los razonamientos de la razón, de emerger la vanidad de un reino sin trono, la ilusión del momento, la eutanasia de la juventud.

 

Una juventud que envejece y muere por la búsqueda una alegría, de un fuego que se consume en la expresión de la maldad, del camino de la fama. La ignorancia de vivir, sin construir en la roca, la supremacía de una razón, del título de la academia, la honestidad anunciada a los cuatro vientos, los retorcijones de la idolatría.

 

La verdad de la sociedad, de ilusiones sin canto, sin el cantar de los murmullos de cada amanecer. La alegría de vísperas de un pesar, marchitando a la ESPERANZA, de vivir por vivir, caminar sin huella, pero sí, escuchar los elogios de las fuerzas, qué sí puedo, el ejemplo auto proclamado. La alegría conquistada por la inteligencia que permite dar el consejo al débil.

 

La alegría sin Dios, una alegría que no llega a la felicidad, que permite volver a buscar una solución, sin conceptos, sin filosofías. Pero con hechos reales de la fuerza del Espíritu de Dios, permita tocar a Dios en el sufrimiento del hermano. La alegría de una esperanza, el regocijo de vivir la conversión, el abrazo del sufrimiento hecho carne en nuestro cuerpo.

 

Una realidad que el hombre busca una alegría en poder realizarse como profesional, la realización de competir, de quien llega a la cima, olvidándose lo esencial de la verdad “SI EL SEÑOR NO CONSTRUYE EN VANO SE CANSAN LOS CONSTRUCTORES” palabra de Dios. La Universidad y la familia se preocupan de formar en SER, la alegría espontanea de un objetivo, un título, la foto y sin identidad.

 

Sin identidad no hay un sueño por luchar, de crear valor agregado, de fortalecer lo aprendido y romper paradigmas, de crear mi propio empleo mi identidad, la alegría cimentada en el Espíritu de sabiduría y fortaleza.

 

Necesitamos la alegría de Dios, de volver a la fuente de la sabiduría, reconstruir la familia para fortalecer el conocimiento científico, de comer el pan con el sudor de tú frente. Volver a fortalecer los cimientos, desechar los egoísmos, para mirar a Dios, vivir la conversión de un nuevo hombre de Espíritu, de aprender de los errores que Jesucristo resucitado entre a la vida para construir nuevos caminos, caminos de alegría en saber que la paciencia y la constancia vencen los obstáculos de la voluntad, el peor enemigo del hombre.

 

Vivir la alegría de Dios es volver a nacer, construir Fe y Esperanza para ser hombres de bien.     

 

domingo, 4 de diciembre de 2022

 

Vivir el éxito con el perdón

 

El pensamiento del hombre es tener el éxito, de trabajar la imaginación de cómo llegar, los criterios que se analizan, de tomar la decisión, abrir el abanico de las oportunidades, con su respectivo calor, frio, soledad, tristeza, etc. Que la vida tiene los encantos donde el hombre tiene la capacidad para construir o destruir en función directa de su raciocinio, de conocer el origen y vivir el perdón.

 

El verdadero éxito se sumerge en el perdón, de vivir la paz interior, entrar en el servicio del otro, la muerte de la razón, la limpieza del corazón, para actuar de acuerdo a la misericordia, el aire purificado para respirar y expresar amor. Expresar la libertar de la pesadez de una historia familiar que carcome el presente, el vivir el hoy, en la máxima plenitud, libres de la oscuridad.

 

La importancia de aprender a vivir la sencillez, la entrega de los talentos al servicio, el crecimiento existencial de compartir las miserias transformadas en prójimo, la esencia del amor a familia, aroma a Cristo vivo, el timón de la familia para navegar por las siete naciones enemigas del hombre. Potencias que se las vence con el Espíritu de Dios, la humildad que ha vencido a la soberbia, el verbo SOY, la primera persona que desprecia ¿Quién es Dios para mí?

 

Vencer las siete naciones (soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza), es vivir el perdón, vivir el camino del hijo prodigo. En busca del éxito, del razonamiento de la verdad, mi verdad ante todo con el poder de juzgar lo bueno o lo malo, un poder atribuido por mí propio YO, la oscuridad de imponer como ley, de pedir la herencia de la vida al Padre para buscar el éxito.

 

La herencia representa mi verdad, el conocimiento académico, experiencia, que está por encima a la ignorancia del hombre de bien. El ateísmo del mundo que destruye a la familia, matando al inocente, a los hijos de darles la oportunidad de conocer a Dios, el Dios de vida.

 

Pero la misericordia, la gracia, el perdón, existe y es gratis, es simplemente de observar que camino dejo huella, reacciono ante los acontecimientos de dolor, tristeza, soledad, para gritar como el Hijo prodigo.  ¿Dónde estoy?, ¿Qué hago?, ¿Qué éxito estoy buscando? Respuestas que no entra la inteligencia humana, más bien el arrepentimiento, la mía culpa de decisiones tomadas sin el discernimiento de vivir primero un perdón.

 

El perdón se lo vive en familia, como la familia de Nazaret en humildad, sencillez, alabanza. Nosotros los hijos absorbemos todo, la esponja que se humedece con el diario vivir. Trasmito la fe como padre que primero es Dios, o me quedo en una religiosidad natural de pedir milagros cuando necesito moneda, de ganar en negocios de azar o pedir suerte.

 

El verdadero éxito está en vivir el perdón, de sentirme perdonado por Dios, quitarme el peso de la angustia, ser el hijo prodigo. Lo más difícil reconocer que se ha pedido la herencia, la idolatría, de imponer una verdad de muerte.

 

Hay una libertad, el libre albedrío de dejar una rendija para que Dios pueda entrar, o seguir buscando el éxito, el cansancio de la vida que no pinta, no asoma la veta oro, el engaño sutil “ya mismo, falta poco, mañana seguro que pego”, los engaños de los razonamientos de la angustia y desesperación. También vivir lo engaños de la inteligencia “tengo la experiencia, yo lo sé” el egocentrismo y soberbia de humillar al prójimo.   

 

¿Qué éxito busco, la decisión está ahí?

sábado, 3 de diciembre de 2022

EL TIEMPO DE ADVIENTO, SABER ESPERAR LA LLEGADA DEL HIJO DE DIOS. 


El hombre por naturaleza, la percepción de su creación a imagen y semejanza de Dios, crea en sí un forcejeo entre el conocimiento y el razonamiento de la búsqueda de la verdad.

 

Tropiezos, caídas, que se presentan dos respuestas, lógicas y concretas, de manera inmediata con sus respectivas consecuencias.  Determinar que no puedo, un lenguaje de Dios, que está hablando para una conversión, la destrucción del hombre viejo, el nacimiento de un nuevo hombre, un hombre en Espíritu. La otra opción de quedarse caminando en el perímetro de las tristezas sin norte, sin la esperanza que hay un nuevo amanecer, la búsqueda de un culpable.

 

El tener la certeza que se necesita de lo alto, la sabiduría, para combatir el ateísmo social, una carencia de identidad, de amor propio, para bajar el telón de un espejismo que el hombre crea en la oscuridad de su propia vida.

 

El hombre sin Dios, sin la verdad de una búsqueda exhaustiva, lleva a construir una torre de Babel, la confusión de la verdad, la ceguera de esperar el milagro de volver a sentir la palmeada de la misericordia.

 

La importancia de vivir el “Tiempo de adviento”, el saber esperar. La pregunta perfecta “¿Qué espero?”, o sigo en el camino con las respuestas que todo llega y pasa, cuestión de tiempo, pero sin esperanza, la ilusión de cambiar, sin el mínimo esfuerzo.

 

La oscuridad lleva al hombre a vivir en la ceguera, extender la mano por una moneda de milagros vanos, sin el efecto de una sonrisa de paz, de exultación de una transfiguración, la luz que libera al hombre de la esclavitud.

 

Tiempo de adviento, la certeza que viene, el bálsamo de untar en el miedo del sufrimiento, el ahogamiento al vivir diario, de las fatigas de no saber amar y perdonar. La llegada de la misericordia, el aprendizaje de vivir el hoy, el vivir la armonía de oler a Cristo, el perfume de una nueva evangelización, la buena noticia que Dios es amor, ha vencido a la muerte.

 

La nueva evangelización, que somos libres, que estamos a la expectativa que viene, pero hay que labrar primero la tierra, para sembrar la semilla. La semilla debe morir para dar frutos. Tú y Yo, debemos entrar en este camino, de anunciar al ateísmo, que lo anormal no es normal, la vida es de Dios, el autorizado de juzgar.

 

Un tiempo de reconciliación con uno mismo, para esperar con la verdadera certeza que Jesucristo viene, como el niño espera un regalo en navidad, el trabajador, empleado espera el décimo para cubrir las necesidades personales, familiares. Es la verdad.

 

El hombre espera en su profundidad de su ser, hay el anhelo de cambiar, de esperar ese cambio, que lo hace en sus fuerzas del conocimiento, de la inteligencia, etc. Pero no hay la iniciativa, lo ignora, que el cambio es gratis, lo hace Jesucristo resucitado. Es posible llevar el sufrimiento de un cáncer, la muerte de un ser querido, el desempleo, la pre-caridad. La esperanza anhelada por el hombre, el bálsamo de calmar la sed de la injusticia social.

 

El tiempo de adviento que nos invita a estar preparados, que la vida tiene sus encantos como la alegría de un amanecer, para iniciar la jornada de trabajo, el atardecer, la jornada de trabajo ha terminado. El milagro diario de Dios hacia el hombre, de la conversión diaria, que el futuro no existe, el ayer es historia.

 

La nueva evangelización vencerá al ateísmo, la enfermedad del intelectualismo está destruyendo la familia “Dios no existe”.

Dios existe, está entre nosotros, cuando hay el perdón y el amor, pero necesitamos ser los primeros en perdonar, esperar en Jesucristo resucitado. ¿Estás dispuesto?