lunes, 27 de marzo de 2023

 

¿Puedo vivir sin Dios?

 

Hay una realidad que el hombre le tiene miedo al sufrimiento, no desea escuchar, simplemente oír a la lejanía del eco de la palabra que hay una enfermedad, la puerta para entrar a la muerte. El miedo existe, que la muerte llega el momento inesperado, el tiempo de la vida que Dios lo decide.

 

Estos miedos no dejan disfrutar de la creación y de los frutos que Dios da al hombre. Compartir con la familia, del tiempo tan corto de la niñez, adolescencia, adultez y vejez. Etapas de la vida que tienen su propia historia, su propia realidad de alegrías y sufrimientos.

 

Frente a todos los acontecimientos queremos respuestas ya, el porqué de las cosas, el razonamiento lógico de buscar patrones de inteligencia social y científica, de crear barreras al sueño efímero, a las realidades de fantasías elocuentes sin sabiduría, sin el temor de Dios, enfocados al momento, lo social, la foto de la noticia, el alago de crear poder.

 

El tiempo pasa, no hay marcha atrás, ni las acciones se pueden borrar, palabra suelta, palabra ida, con sus respectivas acciones y consecuencias, de un bien o un mal. Dependiendo del patrón absorbido de la familia, donde salen los reproches de derecho, defender el honor, los valores adquiridos, no los sembrados en casa.

 

De repente llaga la briza de los años y han pasado veinte, treinta, cuarenta cincuenta o más años. Nace la auto- interrogación del protagonismo de la propia novela, de la inocencia o culpabilidad de los errores, tropiezos, caídas, durante el caminar, de enfrentarse al enemigo de sí mismo, al egocentrismo de una verdad que se desvanece en la enfermedad y vejez.

 

 

Una experiencia que se ha dado, se la cuenta, que la juventud pueda escuchar y no se estrelle en sus propios conceptos, en su inteligencia de conquistar el mundo. La verdad que nos escuchada, volviendo la historia, la juventud sin correcciones, lo que pudo ser y no fue. Es la verdad.

 

El miedo está ahí, latente, sin palabras, que llega la enfermedad, un nuevo hogar de ser paciente, que no la definimos la palabra, que nos llama a tener paciencia, someterse a un diagnóstico, que voy a escuchar, escuchar a la fuerza. La reflexión me toco. Ahora que viene, viene la convivencia de acercarme a Dios o seguir con la barrera de una soberbia que cubre el perímetro del razonamiento sin amor, sin misericordia, sin piedad. Hay una decisión a tomar.

 

Toca vivir la realidad, que el sufrimiento, la enfermedad, que está llegando la vejes, los años de vivencias, de conocimiento y del encuentro con Dios. La conversión, la resurrección, la libertad, el nuevo hombre con amor, el camino del conocimiento y experiencia con sabiduría.

 

Vivir a plenitud la palabra de vida de un evangelio que dice “Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: «Quitad la losa.» Marta, la hermana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días. Jesús le dice: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» Entonces quitaron la losa”.  El hombre sin Dios huele mal, huele a soberbia, ira, a la gula de poder, de tener la verdad.

 

Quitar la piedra es dejar que Dios entre en mi vida, se tenga que tragar todos los olores nauseabundos, propios de la corrupción. Qué solo Dios tiene el poder para volver a la vida.

 

La pregunta sería “Estoy dispuestos de volver a la vida”, reconocer que estoy muerto. Simplemente no pasa nada, la vida sigue igual, tengo mis conceptos, mi verdad, puedo enfrentar la soledad, enfermedad y la muerte próxima a llegar.

 

Te levantas o te quedas en la tumba (muerte). ¿Tú decides?

 

lunes, 20 de marzo de 2023

 

Vivir el día de la alegría.

 

La sociedad siempre está en un proceso de llegar a la felicidad, para lo cual busca caminos donde no haya tropiezos y si los hay, que sean fáciles de prevenir sin enfrentar la causa y efecto.  

 

Estamos viviendo el siglo XXI, donde se han creado las nuevas necesidades, la ciencia abre nuevos horizontes en busca de una sociedad satisfecha, sin mirar el costo social, el costo de una persona, el costo de saber vivir y envejecer, para tener la alegría que estoy llegando al ocaso de la vida, al atardecer sin saber si habrá un nuevo amanecer.

 

Nace el miedo, donde la alegría se esfuma o se opaca con las alienaciones, las nuevas tendencias ideológicas, políticas, que enfrenta el hombre, debe acogerlas y entra a la tristeza, como el aparente bien, para el desarrollo personal, local y nacional.

 

Ya no existe los buenos días, se vive el autismo tecnológico, de caminar un norte sin objetivo. Pero al final se camina con el egoísmo de ser solo, no necesitar de la comunicación, la falsa libertad, cuando en realidad se vive la esclavitud de la razón.

 

La falsa libertad sin verdad, donde los sentidos del hombre ya no sienten o saborean los éxitos de una persona o un ser querido. Existe el ego personal, la envidia de lo que quiero ser, pero no hay el mínimo esfuerzo de querer hacer o llegar a la meta.

 

No hay la constancia para romper paradigmas, nuevos retos, de conquistar al mundo con amor, de dar sin esperar nada cambio. Simplemente de ver sonreír al indefenso, de compartir la alegría al estrechar la mano, la mano de nuevos sueños.

 

Esta misma tristeza, permite visualizar la viveza criolla, la viveza de construir sueños en medio del fango, de jugar con la esperanza, de cubrir las necesidades. Nace el político, los honorables de la patria que terminan pintando la felicidad sin hechos, sin pintura real, la pintura de la promesa que nunca llegara.

 

La demagogia y populismo se apropia del razonamiento del hombre, para que griten por una libertad que no existe, pero si existe la ira y el odio, la imposición de un culpable, la mentira hecha verdad.

 

El hombre sigue en una soledad, olvidándose que existe la alegría, calmad la sed de lo inconsistente. Experimenta la eutanasia de la alegría, las promesas de una campaña que serán cumplidas en una próxima campaña electoral, donde florece la palabra sin valor, un ateísmo cíclico, el Dios que cumple.

 

Es la realidad que se vive, en cada paso que da el hombre, se va esclavizando, creando una burbuja de ilusiones ya sin pensamientos, de conquistar algo por la ley de los derechos.

 

 

Se implanto a la sociedad de los derechos, el mandato de tener un derecho a ser feliz sin alegría. Sin importar que estas decisiones de derechos afectan al más débil, al inocente, a la familia, quedando el hombre sin identidad, sin norte, sin soñar, en la muerte del ser.

 

Es duro esta realidad que estamos viviendo, una juventud que absorbió la insensatez del viejo, del padre, que se enfocó a construir la torre de BABEL, por la codicia de poder, de la idolatría de jugar a ser DIOS.  

 

Frente a la descomunión, se puede decir que no hay solución, que todo está perdido. Hay una esperanza, hay una alegría, de saber esperar en Dios, alzar los ojos a Dios, pedir sabiduría.

 

La sabiduría llega cuando la razón es crucificada, muere a los razonamientos de pensamientos e ideologías, que dividen en verdades sin fundamento. Es hora de pedir el auxilio que llega de Dios.

 

Parece fácil, pero depende de una decisión, estás dispuesto de volver a Dios, de vivir, sentir, saborear. La alegría

miércoles, 15 de marzo de 2023

 

¿He empezado a vivir?

 

La vida del hombre empieza cuando Dios crea al Hombre y la Mujer, Génesis 1: 26-27 “Y dijo Dios. Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. Creo, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creo, macho y hembra los creo”

 

Nos ha creado por amor, con una sabiduría, de discernir el bien y el mal, discernir el aparente bien, discernir que el hombre es una criatura, que necesita la luz de la sabiduría para hacer camino, caminar por el desierto, de pasar el túnel del miedo, de la oscuridad, para vencer a la razón.

 

Por este mismo amor, hay una bendición al Hombre. Génesis 1: 28 “Y bendíjolos Dios y díjoles Dios. Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla, mandar en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra”

 

Hay una libertad para unir la inteligencia y la sabiduría, formar una familia y ser fecundos. En este periodo de tiempo que se produce el divorcio, donde la razón se apropia del timón para ejercer sobre las decisiones a tomar en el camino de la vida.

 

La inteligencia se une a la razón, mientras que la sabiduría es desechada al vagón de la ignorancia, que volverá a relucir cuando el hombre baje los brazos, crucifique a su razón, caminando por el desierto y tener la experiencia de Dios. El milagro de una verdadera Pascua de resurrección, de volver al origen, el hombre creado a imagen y semejanza de Dios.

 

Para volver al nuevo hombre hay una introducción de inteligencia donde crea a Dioses o entra a corrientes filosóficas como el Significado de Nihilismo que expresa que la existencia         carece de sentido o la expresión de Carlos Marx que la religión, es el opio del pueblo. Definiciones que marcan dentro de la existencia de desarrollarse como seres humanos, de fecundar lar tierra.

 

Este tramo de vida desde la formación de la familia, donde la nueva vida nace con el principio de una inteligencia, los sentidos serán los predominantes, sumido a la razón, el principio de sobrevivir, de marcar el poder, soy el que soy, el Dios de la inteligencia.

 

El experimentar el apagón de la luz, de manejar el timón, de acuerdo a la conveniencia de esclavizar al hombre en su propia inteligencia, ser conquistado de su propia conquista, de sus propias definiciones y conceptos. Definen ya su hábitat familiar en cualquier modelo económico sea capitalista o socialista, sometido a estructuras del poder del momento a los programas de gobierno, en promocionar quien hace más, cobijados con la cortina social, “yo cumplo”, pero divido al hombre con las ideologías políticas.

 

No hay discusión, hay la razón, tal partido político es corrupto o persona afín a un liderazgo es abofeteado, prevaleciendo una verdad efímera sin valor, una verdad sin poder, desechando la bendición de Dios que hizo al hombre.

 

 Esta misma prepotencia de poder, hace perder lo que fue una bendición, se convierte como una maldición con respectos a los sentidos del Hombre.

 

Por ejemplo, la esencia corporal, el contacto        de presionar la mano al prójimo, de perder la textura del abrazo, de un te quiero. Perdemos la esencia de escuchar el eco del dolor. No podemos mirar la realidad de la tristeza, la soledad y el abandono de su inteligencia.  Perdiendo el olor de Cristo, de la misericordia. Para perder el gusto de la vida, los sabores de una caída como experiencia.

 

Al final el hombre llega a la soledad, sin importar la edad, de enfrentarse a cara a cara. Un miedo determinante, pero hay una ranura de luz, la esperanza de volver a retomar la sabiduría, de beber el agua viva.

 

Sí verdaderamente quieres beber el agua viva, es entregarle nuestra vida, nuestra historia a Dios, morir a la razón y expresar. ¿He empezado a vivir?

 

 

 

¿He empezado a vivir?


 

martes, 7 de marzo de 2023

 

¿Yo construyo familia?

 

La vida es de constante trabajo acompañado de esfuerzo, visión, estadista, conocimiento, decisiones, caídas, levantadas y sabiduría de Dios. El complemento para poder expresar que hay un éxito en la vida, que a su vez permite visualizar una relación directa con la familia, el eje primordial para el verdadero crecimiento y desarrollo de los pueblos.

 

Pero durante el tiempo el hombre se ha ido separando de la sabiduría de Dios, para enfocarse solamente en la inteligencia de hombre, de conquistador de nuevos retos, de nuevos experimentos, viajes del egocentrismo, el individualismo y la seguridad personal.

 

El hombre se enfoca en marcar un modelo mercantilista, la segmentación de los propios sentimientos como indicadores de calidad listo para ofrecer al mercado un nuevo producto.

 

La consecuencia de todo esto, es dejar que la familia se fragmente en un primer término, donde ha perdido la esencia de su hábitat, el calor de hogar dado por el padre y la madre, la esencia de la cuna de los valores, el amor, la formación del NO.

 

Llega una segunda etapa donde la familia pierde sus raíces originales, para sufrir un injerto del conocimiento, visto desde lo macro, de la mirada externa no es malo. Se prepara para ser competitivo, es el problema con quien va a competir, familia vs familia. Se pierde la esencia de la matriz de los valores, del amor, de la misericordia, de dar sin esperar recompensa, simplemente el amor al prójimo.

 

La consecuencia de la competencia de familias sin la verdadera sabiduría es ser el primero, el poder por llegar a la cima, el derecho de ponerse como referente para las demás familias. Se expone al conocimiento como bandera del éxito, el Dios que crea milagros de un secularismo entre fe y ciencia.

 

La tercera etapa que la familia se ubicada en la búsqueda de los derechos en todo sentido y la lucha de la equidad de género.  Circunstancias que están marcando un nuevo camino en el rol de la familia, dejando ser los cimientos para el desarrollo de un pueblo, quedándose en un crecimiento sin norte, donde la juventud va perdiendo su identidad.

 

Frente a esta nueva realidad, hay pronunciamientos, por ejemplo, Georgia Meloni la primera ministrad de Italia lo expresa y lo dice como mujer a cerca de la equidad de género: "El verdadero objetivo de la ideología de género es la desaparición de la mujer y, sobre todo, el fin de la maternidad".

 

Es un tema muy controversial, que no se busca defender teorías, más bien la función real de la familia, como personas, y su estructura donde se siembra los valores, pueda ser un aporte para la sociedad en el ámbito político, económico. Generador de una política de desarrollo humanitario, generador de riqueza, empleo, con la protección de la naturaleza, la creación de Dios.

 

Sí buscamos el éxito, es a través de defender la vida. Nace la pregunta que está en el subconsciente para luego reflexionar sobre lo bueno, lo malo, en definitiva, que hago para construir familia. Me quedo como un simple observador de las nuevas tendencias de vida, abriendo las puertas de la modernidad, muriendo lo tradicional, de cómo cortejar, conquistar, el enamoramiento, expresar la palabra que bella, sentir el miedo de recibir un no, vivir la poesía.

 

La decisión está en ti y en mí, lo quiero hacer. Una deliberación con uno mismo de lo moral, inmoral, para construir familia o me quedo en el balcón del tiempo “a mí no me afecta” es allá o muevo la ficha del tablero de ajedrez.

 

Tú decides en construir familia.