Soy honesto,
pero íntegro……………..?
El hombre nace con libertad de pensar, libre como el mismo
viento, de expresar sus sentimientos, libre como el agua que recorre el camino
del hombre para saciar la sed material como espiritual.
La sed del mercantilismo social, del hombre que ha perdido su
libertad, por el valor inferior a treinta monedas. El valor de perder la vida,
la libertad del pensamiento, la libertad de vivir, de exultar el espíritu de
sabiduría.
El hombre se imagina que perder la libertad de Dios, es libre
para actuar, tomar decisiones, pero entra al túnel de la oscuridad, al túnel de
la razón, de la honestidad, para llenarse de la verdad, juzgar y dar una
sentencia. El hombre justo de la honestidad, pero sin integridad.
El hombre habla, debate, de la injusticia social, la
injusticia material, la injusticia de los derechos, la injusticia de la
libertad de expresión, la injusticia del derecho a nacer. En definitiva, existe
la honestidad, pero no la integridad, no hay la sal para evitar la corrupción,
la palabra que expresa la herida desde el propio ser, de la libertad de la
creación.
Solo así entender la malicia del hombre con el hombre, de generar
la cancha del gran ring, el boxeo del golpe bajo, la honestidad gritada a los
cuatro vientos, para oír un eco debilitado, una verdad a medias, la tibies de
la vida cotidiana, de evitar siempre el problema, pero si exprimir o explotar
las fuerzas de una juventud ya vieja sin sueños, sin el verdadero eco de la
vida. Quedarse amortiguado en saber oír, no escuchar.
Se empieza a oír en las radios, televisión, que es la hora de
la concertación, la hora de vivir con ética, de plasmar una conducta política
de honestidad, de la verdad en todo sentido, cobijada con el canto de los
pájaros, el cantar de la credibilidad, hasta que llega la codicia al poder y se
esfuma como el humo de negro que indica que sigue la honestidad sin integridad.
Se empieza a vivir una
honestidad ya enmarcada, sistematizada, acorde a las necesidades del momento y
del lugar. Está por llegar la navidad, la clase política debe dar una solución
razonada y honesta de paz, amor, ternura, que es el mes de los regalos, que los
Reyes magos llegan. Deben encontrar una Asamblea, el representante del pueblo
con una mirada triste, pero honestos, como el amanecer, libres, pero no
íntegros, sin la voz, de querer vivir.
Una tristeza de sentir la expresión del hombre, de vivir su honestidad
de soberbia, una honestidad de ira, una honestidad de tener la verdad, que está
marcando una clase social de los inteligentes, de los que saben elegir, saben
escoger, saben culpar de los fracasos del gobierno son los señores que ya no me
acuerdo el nombre porque soy honesto. Ironías de la vida, para tener éxito hay
que ser honesto, no importa no ser integro.
Pero la pregunta que debemos hacernos. ¿Porque se ha perdido
el concepto real de honestidad? Una de las respuestas es que se ha destruido la
familia, no hay el ejemplo real para la juventud, para el más débil. El Papa
Francisco lo expreso “Quien es honesto no tiene miedo a ser sorprendido,
porque nunca engaña al que confía en él”.
En el caminar de la vida lo último que se pierde es la ESPERANZA,
para lo cual se debe volver a empezar de nuevo, como el verdadero Emprendedor.
Un emprendedor de romper paradigmas, de botarse al vacío con un sueño, un
objetivo, que la vida es vida cuando se suda, se trabaja abriendo los surcos,
preparando la tierra para que sea productiva y den frutos.
Es hora de trabajar por uno mismo, ser la luz, el ejemplo
anónimo de recibir medallas invisibles, ser honesto e íntegro, que hay gente
inocente esperando ver esa luz, el faro para seguir mar a dentro.
Te atreves a ser honesto e íntegro. Es tú decisión