lunes, 31 de octubre de 2022

 

Tener una Esperanza de vida


El hombre ´por su propia razón le toca pasar por un valle oscuro, un camino escabroso, tormentas de neblina que imposibilita dar solución con teorías y definiciones. Qué en ocasiones ya no hay soluciones, queda la esperanza, la espiración profunda acompañada de un gemido suave, de la impotencia de no poder, pero tener la certeza de la misericordia de Dios.


Estos momentos de soledad, en medio de las turbulencias, los ataques de pánico, queda entrar en el dialogo profundo de uno mismo: Solo a Sola, vivir en la esperanza, que todo llega y pasa, el tiempo perfecto de saber esperar, escuchar, tener serenidad, para mirar con los ojos del alma y revivir el Espíritu.


Revivir el Espíritu es alejar el juicio, esperar en Dios. Qué se vayan, no se alejen simplemente los pensamientos que envenena el corazón, para expresar palabras que luego hieran en la profundidad del prójimo. Evitar el pensamiento que el alejado del Dios (el inteligente) no sufre y no tiene problemas porque sabe planificar, sabe cómo hacer. La mentira del mundo, la mentira de la inteligencia, la mentira de la sociedad que vive la doble vida.


 El vivir doble vida es no tener esperanza, no saber que es esperanza, Vivir en la ignorancia con título, de vivir en la esclavitud sin saber que es esclavo de sus propias conquistas, del circulo o perímetro de la sociedad que tiene el poder político y económico.

La doble vida implica ser honesto, divulgarlo a los cuatro vientos, pero no cuadra con los hechos, con la vida diaria dentro del trabajo, familia, amigos, etc. Deja de ser un faro para su propia familia, convirtiéndose en un barco a la deriva, sin el norte, sin la esperanza que hay un Dios. Se vive la eutanasia, la fornicación, el adulterio como una normalidad, acompañado de moralismo y leyes que te esclavizan en la cárcel de tú propio cuerpo.


Una realidad de la ceguera del hombre que no aprende ante el sufrimiento de su propia sangre, del grito del inocente, de la agonía de una muerte   intermitente, de sumirse ante el eco de voces externas que desean dominar al hombre. Puede más la ira, la sed de venganza, el condicionamiento de un cambio, de un alto, de izar la bandera blanca, por un voto, el voto de la democracia.


Se destruye la familia en una forma planificada como un juego de ajedrez, la jugada perfecta para el jaque mate. Seguridad de no dejar huella y evidencia, más bien se abre el telón para brillar como una solución, el aporte al desarrollo con la creación de leyes para que el hombre sin alzar la voz entra a su propia cárcel, la esclavitud de la ignorancia. Donde el peso de este daño lo vivirán nuestros nietos y bisnietos. La imposibilidad de amar, donde la familia deja de ser la escuela de valores, para convertirse en una unión de hecho, dando valor al mercantilismo de los bienes en estado cuantitativo y cualitativo.

 

Una forma fácil de conquistar los sueños, matar la esperanza que hay un Dios, un Dios que te hace libre, libre para amar, vivir como hijos de Dios. Utilizando a su favor los DERECHOS. Una palabra que cala en la profundidad del ser del Hombre, en su incapacidad de amar, de morir en su propio derecho.


Pero la vida es de decisiones: “De creer o no”. ¿Qué hay una esperanza?,   

lunes, 24 de octubre de 2022

 

La pobreza del hombre

 

Según el análisis  del Banco Mundial en su artículo Intensificar la lucha contra la pobreza extrema, afirma que viven con $2,15 al día, una realidad identificada como un indicador, en busca de soluciones sin mirar la raíz que origina la pobreza en el hombre.

Nos quedamos mirando la parte tangible, lo material, de no tener la moneda, para enfrentar al mercado. ¿Qué tengo, qué compro? De cuantificar la calidad de vida por:  Bienes, títulos, poder político, poder económico y la mentira de un populismo de vivir una doble vida.

El hablar de bienes, la prioridad es la casa, tener el techo para proteger a la familia, el sueño perfecto del hombre. Se suscita el fenómeno de matar el confort de la familia, el descanso se esfuma, quedando el derecho de tener un techo, sin el olor a familia, la esencia de sembrar vida.

Empiezan los problemas, la pobreza creada por la vanidad de vanidades, las pasiones de someter al hombre por el hombre. Demostrar el poder quien puede ayudar, de apuntar yo tengo, yo puedo. Ofrecer y regalar ignorancia, lo que tiene el corazón expresa el hombre.

 

Muere la familia, se extiende la pobreza, la carencia de amor, se prolifera el caos social, de sobrevivir en medio de la injusticia como abanderado. Pero hay voces que se convierten en ecos, jugando con la esperanza, que pueden solucionar la pobreza, el Dios perfecto que tiene la barita mágica.

La noticia millonaria que tienen la fórmula para solucionar la pobreza material. Muriendo el verdadero Dios ¡Abba, Padre! Quedando la razón sin sabiduría, el cansancio sin el agua viva, la fiesta sin vino.

La familia pierde la esencia de dar vida, de tener sueños reales, de ser visionarios, valientes en el Señor para vencer a los enemigos del hombre: Soberbia, Ira, Avaricia, Envidia, Lujuria, Gula y Pereza.  Perdiendo las virtudes como: humildad, paciencia, generosidad, caridad, castidad, templanza y diligencia.

El hombre al perder las virtudes, entra a vivir un analfabetismo de poder, de ansiar lo que no tiene el hombre, que es la familia. Imaginando, soñando que el momento de asaltar, robar, hurtar, dejan de ser pobres. El engaño feroz por la ausencia de educación, no conocimiento

Buscan solucionar la pobreza con conocimiento, apartando la educación de familia, los valores y la ética. No realizan el escrutinio, la raíz de la pobreza. Se enfocan en la creación de un número, un dato, para buscar un culpable, en función directa de la tendencia política, donde se ahonda más el problema, saliendo a relucir el conocimiento que tienen, los méritos obtenidos.

No quieren hablar de la POBREZA ESPIRITUAL, el miedo de enfrentase, a mirarse al espejo, reconocer quien SOY YO. Un miedo a la conciencia que te libra con la conversión, de reconocer que SOY POBRE DE ESPÍRITU. Hay solución, es hora de volver a construir familia.

Construyo familia, vuelve a nacer la esperanza, ser criatura de Dios, de gritar, ten misericordia de mí que soy un pecador. La palabra perfecta que trasmite paz, el faro de un nuevo hombre.

La solución está ahí, de pedir sabiduría de lo alto, reconocer a Dios en un pobre, de compartir lo bueno. Dejando la pobreza material, para ser rico en sabiduría, de generar amor, dar y recibir un abrazo.

 

La pobreza del hombre se termina cuando soy prójimo

 

martes, 18 de octubre de 2022

 

LA TRISTEZA QUE PERMITES QUE LLEGUE A TÚ CASA

 

La realidad del hombre es vivir en una insatisfacción, de no encontrar el sabor a la vida. El vacío que deja el poder de un consumismo que cala en la estructura emocional, de entrar a experimentar la gula existencial, de vivir solamente por las acciones.

 

Esto permite que la tristeza visite la casa, se quede indefinidamente si lo permites. Pero antes trabaja lentamente susurrando al oído, que tú historia está mal. Una injusticia que Dios se equivocó al darte vida, nacer en una familia concreta, con una imagen no aceptada por el mundo, en función directa a la actitud.

 

Permitiendo un pesimismo que abre la puerta, donde la clase política, económica, buscan conceptos filosóficos, de ver al hombre como algo abstracto, un simple consumidor de una moda impuesta, lejos de una identidad y cultura. 

 

Problemas que nacen porque el hombre lo permite. Una oportunidad de falsos profetas que ofrecen cambiar tú muerte existencial, la mala suerte.

Lo hacen por un voto popular, la democracia, que enmarca una constitución de velar por el pueblo. Utilizan el eslogan o grito de guerra de grabar en la mente la frase popular. Por ejemplo: “Pan, techo y empleo”; “Ahora le toca al pueblo”; “La voz de la experiencia”; “La fuerza de los pobres”; “Sé lo que hay que hacer y cómo hacerlo", “Ya tenemos presidente”; “El Ecuador del encuentro”; etc. La mentira piadosa, de jugar con la esperanza de un pueblo, que vive en la ignorancia de un modelo sin educación.

 

Un segundo engaño de ofrecerte una doctrina, una religión: “Pare de sufrir”. El mercantilismo de la idolatría, un beneficio costo. De nuevo gana la ignorancia de un pueblo sin evangelización, esperando milagros sin conversión.

 

El último engaño, la comunicación, que se la define el compartir sentimientos, de saber escuchar y saber pronunciar una palabra. La mala utilización del verbo comunicar, conduce al hombre a la sumisión del poder, la esclavitud de sus propios conceptos, la avaricia de ser, el menosprecio del prójimo. Otra vez la ignorancia del hombre en destruir la familia por perder la sabiduría y el discernimiento. La ausencia de Dios.

 

Todo esto permite que el hombre viva en una tristeza, envuelta en la mentira de la realidad de hoy. Expresar la vanidad de vanidades, desde el balcón de las ilusiones, la poesía sin el romanticismo de amar, de no vivir como prójimo e hijo de Dios.

 

Una tristeza que lleva al hombre a vivir una distancia entre dar y recibir, entre reír y llorar, entre ira y angustia. La distancia que marca la diferencia social de saber soñar.

 

Una verdad, una realidad, que el hombre busca siempre un culpable. El otro me deja en la tristeza, el causante de no encontrar la felicidad que se encuentra golpeando la puerta. Es cuestión de aptitud, de gritar a Dios, sálvame.

 

Vencer está tristeza, es mirar con los ojos del alma para reconocer el Ángel enviado por Dios. Desechar los espejismos, la palabra mala suerte, palpar, reconocer a Dios, que está allí, en el dolor más profundo, en el propio infierno. Es cuestión de preguntarse ¿Para qué? Marcando una distancia entre Tristeza y sufrimiento.

 

 La tristeza envuelve la soberbia de una verdad efímera. ¿Por qué a mí? ¿Qué hice? El porqué de la vida. El sufrimiento es la etapa de la purificación, la respuesta a la vida, el principio de un nuevo amanecer, un nuevo horizonte, un nuevo sueño.  

 

Hay que saber buscar la gracia de Dios, caso contrario es volver a vivir la tristeza, de nuevo el porqué. Cuando la verdad es saber vivir el presente, ganar una guerra todos los días, ganar el yo interior, el razonamiento ilógico.

 

Poner punto final a la tristeza, estrechando la distancia, crear el puente, pasar a la otra orilla, con la fortaleza de un nuevo hombre, la sabiduría para vencer ya una batalla.

 

La tristeza es vivir en tú verdad. El sufrimiento es vivir la verdad de Dios.

martes, 4 de octubre de 2022

 

LA MUERTE DEL HOMBRE

 

La vida tiene un origen, que es la creación de Dios, la creación del hombre con el soplo de la sabiduría del Espíritu Santo. La vida en plenitud dentro del paraíso, sin conocer la muerte.

 

Desde esta primicia el hombre estigmatiza que la muerte es del pasado, no llega al presente, creando un paréntesis de evitar que es el complemento de la vida.

 

La muerte es el presente, lo identifica el hombre cuando está vivo, tiene la certeza que hay vida eterna, una resurrección. En esta realidad la muerte es vencida.

 

Lo contrario es que la muerte provoca un miedo, que esteriliza bajo pensamientos sin contenido, con una verdad.  El miedo de enfrentar, que llegara, cuando tenga que llegar, sin la invitación, sin el permiso, ni protocolos, ni estupideces que el hombre crea por aferrarse a una vida sin vida.

 

La verdad que somos peregrinos, un tiempo de hacer el bien, de conocer la realidad, frente al prójimo. ¿Quién soy YO? La identidad para abrir nuevos caminos, vivir, saborear una parte del cielo. De poder reflejar la magnitud de entrar en la voluntad de Dios.

Palabras de sabiduría que marca al hombre en saber vivir, ya no como un influyente de la soberbia, más bien como una criatura de expresar armonía de la misericordia, el perdón, el abrazo de amor.

 

El no aceptar la muerte entra la alienación de una actividad como la música, el deporte, el estudio, la religión, etc. Se altera la razón para asemejarse a vivir bajo el caparazón de la irracionalidad, de llenarse de una idolatría de poder.

 

Pierde valor la palabra, buscar nuevos experimentos de frenar el tiempo para no envejecer. Evitar el paso del tiempo, con una consecuencia de perder la sabiduría de la vejez.

 

El mismo miedo te lleva a morir su espíritu, la vida empieza a tener los frutos de una tierra estéril, la amargura de saborear cosas extrañas, el jugo de la hiel de lo sembrado en la flor de primavera.

 

Las elegías musicales que te embarcan en el pasado y a su vez a un mañana de imaginación. El sufrimiento del dolor provocado por la muerte de un ser querido. Qué debería marcar experiencia, pero más puede la costumbre, el razonamiento, vivir en el espejismo de la moda que no incomoda.

Son las respuestas del hombre frente a la muerte, el dialogo, pregunta y respuesta, la locura de la mentira en verdad. Anclar el tiempo para vivir la impaciencia. La muerte que empieza a tocar la puerta. ¿Estás ahí? Una realidad, que llega el momento de buscar sabiduría.

 

La sabiduría no se lo encuentra en la inteligencia humana, está presente en servir, en mirar al débil, a la vejes que es el espejo, ¿Qué he nacido para morir?

 

No es referirse únicamente a la muerte física, también es la muerte del SER. El anhelo de encontrar el poder, expresar una palabra de miedo, la sumisión. Pero con la debilidad de morir en su propia conquista.

 

La felicidad está en saber vencer a la muerte, expresar la luz de la resurrección, la presencia de un Jesucristo resucitado, que irradia vida. 

 

¿Qué escoges? Vida o muerte