Tener una Esperanza de
vida
El hombre ´por su propia razón le toca pasar por un valle
oscuro, un camino escabroso, tormentas de neblina que imposibilita dar solución
con teorías y definiciones. Qué en ocasiones ya no hay soluciones, queda la
esperanza, la espiración profunda acompañada de un gemido suave, de la
impotencia de no poder, pero tener la certeza de la misericordia de Dios.
Estos momentos de soledad, en medio de las turbulencias, los
ataques de pánico, queda entrar en el dialogo profundo de uno mismo: Solo a Sola,
vivir en la esperanza, que todo llega y pasa, el tiempo perfecto de saber
esperar, escuchar, tener serenidad, para mirar con los ojos del alma y revivir
el Espíritu.
Revivir el Espíritu es alejar el juicio, esperar en Dios. Qué
se vayan, no se alejen simplemente los pensamientos que envenena el corazón,
para expresar palabras que luego hieran en la profundidad del prójimo. Evitar
el pensamiento que el alejado del Dios (el inteligente) no sufre y no tiene
problemas porque sabe planificar, sabe cómo hacer. La mentira del mundo, la
mentira de la inteligencia, la mentira de la sociedad que vive la doble vida.
El vivir doble vida es
no tener esperanza, no saber que es esperanza, Vivir en la ignorancia con
título, de vivir en la esclavitud sin saber que es esclavo de sus propias
conquistas, del circulo o perímetro de la sociedad que tiene el poder político
y económico.
La doble vida implica ser honesto, divulgarlo a los cuatro
vientos, pero no cuadra con los hechos, con la vida diaria dentro del trabajo,
familia, amigos, etc. Deja de ser un faro para su propia familia,
convirtiéndose en un barco a la deriva, sin el norte, sin la esperanza que hay
un Dios. Se vive la eutanasia, la fornicación, el adulterio como una
normalidad, acompañado de moralismo y leyes que te esclavizan en la cárcel de
tú propio cuerpo.
Una realidad de la ceguera del hombre que no aprende ante el
sufrimiento de su propia sangre, del grito del inocente, de la agonía de una
muerte intermitente, de sumirse ante el
eco de voces externas que desean dominar al hombre. Puede más la ira, la sed de
venganza, el condicionamiento de un cambio, de un alto, de izar la bandera
blanca, por un voto, el voto de la democracia.
Se destruye la familia en una forma planificada como un juego
de ajedrez, la jugada perfecta para el jaque mate. Seguridad de no dejar huella
y evidencia, más bien se abre el telón para brillar como una solución, el
aporte al desarrollo con la creación de leyes para que el hombre sin alzar la
voz entra a su propia cárcel, la esclavitud de la ignorancia. Donde el peso de
este daño lo vivirán nuestros nietos y bisnietos. La imposibilidad de amar,
donde la familia deja de ser la escuela de valores, para convertirse en una unión
de hecho, dando valor al mercantilismo de los bienes en estado cuantitativo y
cualitativo.
Una forma fácil de conquistar los sueños, matar la esperanza
que hay un Dios, un Dios que te hace libre, libre para amar, vivir como hijos
de Dios. Utilizando a su favor los DERECHOS. Una palabra que cala en la profundidad
del ser del Hombre, en su incapacidad de amar, de morir en su propio derecho.
Pero la vida es de decisiones: “De creer o no”. ¿Qué hay una
esperanza?,