lunes, 29 de agosto de 2022

LA PALABRA

 

La palabra

 

La palabra ha perdido su poder de cambiar, de establecer un decreto de vida, el decreto de amor.

Las indecisiones, las imperfecciones de tener la razón, la verdad efímera de un intelectualismo sin conceptos. Donde la vanidad se coloca en el balcón de las pasiones, de izar la bandera y coronarse con una palabra “Yo soy”, el poder en la constitución de un estado imaginario, sin el poder del decreto real.

 

El hombre ha permitido por el juego de permanecer en el fango de la concupiscencia, que la palabra pierda la esencia del decreto real de Dios. “Hágase la luz y se hizo la luz”. Hoy la palabra se ha convertido en un analfabetismo, la falta del conocimiento, la transfiguración de la muerte a la vida.

Se pronuncian las ráfagas de las palabras, del populismo social, de ofrecer por ofrecer, sin la determinación de conservar la identidad de hombre, la identidad de hijo de Dios.

Llega el Médico con el poder de decidir, el poder para determinar el derecho de nacer, el inocente enfrentándose al Goliat del conocimiento.

Llega la juventud con sus propios conceptos absorbida de los caprichos sociales de la familia. Los roles cambiados de ser Padre y Madre, la debilidad de formar jóvenes soñadores y emprendedores.

 

Llega el Abogado con la palabra ya sin determinación, la ley que regula a la ley del poder del hombre. La dictadura de lo toxico, el miedo, la imposición de expresar el sentimiento del alma.

 

Llega el Político, el comedido, el entrometido, calificándose como el mesías, el profeta, el patriarca que va abrir el mar de las indecisiones para llegar a la tierra prometida. El juego de palabras, sin conceptos, sin valor, hablar, expresar por llegar al sillón del poder.

La palabra está muriendo, la palabra suelta a la espera de la decisión de pedir sabiduría a Dios.

viernes, 26 de agosto de 2022

 

LA ELECCIÓN DEL HOMBRE

 

El hombre por su naturaleza está en la búsqueda constate de saber: ¿Quién soy Yo?, ¿Qué elijo?, ¿Quién es Dios en mi vida? Preguntas que nacen de acuerdo al pensamiento filosófico de reflexión, de saber para que vivo.

 

Circunstancias de caminar por la senda de una oscuridad tenue que confunde con la claridad del sol, que ciega el ver la existencia real de la luz perpetua que Dios tiene con el hombre sobre una elección que hay.

 

La elección está ahí, hay que saber elegir, que camino, izquierda o derecha. Nacen los nuevos conceptos. Un poco de ahí, un poco de allá o simplemente los extremos de una ortodoxia.

 

Las consecuencias de entrar en una identidad débil, sin el fundamento de saber que elijo, la falacia del pensamiento del hombre, la mentira intelectual de querer ser Dios.

 

Principios que el hombre utiliza para la manipulación de una subordinación al pensamiento de saber qué hacer. La desesperación a tomar decisiones sin la serenidad de las consecuencias que se debe enfrentar. Decisiones frías, tomadas del momento, ancladas sin el peso de la sabiduría, simplemente por palabras vanas de soledad y tristeza.

 

La realidad que hay una elección, pero el hombre desconoce y elige lo efímero, lo sustancial a lo tangible, al poder, a la idolatría de la vanidad de la formalidad al espejismo que tiene la solución a los problemas suscitados por la propia indecisión.

Situaciones críticas que el hombre no sabe elegir, sabe imaginar opciones que pueden solucionar los agujeros negros de la idolatría, de la avaricia del poder, del conocimiento, del saber sin Dios.  

 

 La tristeza de caminar sin la presencia de una elección perpetua que tiene el hombre, de vender la primogenitura por el plato de lentejas, por la ansiedad de la búsqueda flagrante de una felicidad sin Dios.

 

Queda una respuesta en este caminar: Qué elijo……

miércoles, 24 de agosto de 2022

LA IRA DEL HOMBRE POLÍTICO

 LA IRA DEL HOMBRE POLÍTICO

 

El hombre vive en una tranquilidad mientras no recibe una palabra opuesta a su razón. La contradicción de la metamorfosis del estándar de vida social, económica y política, para mostrar en el balcón de la vanidad, de la concupiscencia del poder.

 

El desorden intelectual de medir el bienestar a través de un indicador o número, es menospreciar al hombre en su naturaleza de ser humano, como creatura pensante de poder elegir, de poder decidir la voluntad del núcleo familiar.

 

Es la ira del hombre que busca el elixir político para entrar en la mansedumbre del poder económico. La estupidez de pensar que el pueblo no piensa no razona, que vive en el alimento rumiante del populismo, ahondando más la brecha de la pobreza de espíritu.

 

La frustración de construir sobre la roca viva, se deja envolver de la ira ideológica, social y pecaminosa, de pelear entre corrientes opuestas, donde la familia el hombre está en el centro de oír los conceptos más allá de las definiciones, con el objetivo de ganar un voto electoral. Eso es el hombre para el hombre de ira, el hombre que juega a ser Dios, menospreciando el sueño y la esperanza de un pueblo, dejándole en la ignorancia, el hombre sin Dios.

 

La ignorancia es tan grande que el hombre se sumerge para ser el abanderado y proclamar como una verdad, como el camino al cambio. Pero te lleva al enojo, al debate irónico de buscar la verdad relativa, la verdad del sueño fugaz, de verdad de la inmoralidad, de robar la justicia social de un pueblo, para convertirse esclavo de su propia razón, el enfrenamiento de las corrientes políticas.

 

La ira busca la muerte por considerar justo a la mentira del hombre, al envenenamiento del poder de la palabra. La ira de jactarse justo.

LA TRISTEZA

 

La tristeza del hombre envuelta con la mentira de la realidad, la expresión desde el balcón de la metamorfosis de la vanidad. Del discurso poético sin el romanticismo de amar, de no saber vivir como prójimo.

Una tristeza que lleva al hombre a vivir una distancia entre dar y recibir, entre reír y llorar, entre ira y angustia. La distancia que marca la diferencia social de saber soñar.

 

Una realidad de buscar siempre un culpable, el otro me deja en la tristeza, el causante de no encontrar la felicidad que se encuentra golpeando la puerta, como lo está también la muerte. Es cuestión de aptitud, de gritar a Dios, sálvame.

 

La importancia de reconocer el Ángel enviado por Dios. El personaje que los ojos miran un espejismo, la tristeza de la mala suerte. La realidad de reconocer a Dios, que está allí, en el dolor más profundo, en el propio infierno. Es cuestión de preguntarse ¿para qué?

 

Motivo por el cual hay una distancia entre tristeza y sufrimiento.

 

La tristeza envuelve la soberbia de una verdad efímera. ¿Porque a mí? ¿Qué hice? El porqué de la vida. El sufrimiento es la etapa de la purificación, la respuesta a la vida, el principio de un nuevo amanecer, un nuevo horizonte, un nuevo sueño, cimentado en la gracia de Dios.

 

Saber vivir en la gracia de Dios, caso contrario es volver a vivir la tristeza, de nuevo el porqué. Cuando la verdad es saber vivir el presente, ganar una guerra todos los días, ganar el yo interior, el razonamiento ilógico.

 

La realidad de vencer la tristeza, estrechando la distancia y crear el puente y pasar a la otra orilla, con la fortaleza de un nuevo hombre, la sabiduría para vencer ya una batalla.

 

La tristeza es vivir en tú verdad. El sufrimiento es vivir la verdad de Dios.

 

lunes, 15 de agosto de 2022

LA SOLEDAD DEL HOMBRE

 

LA SOLEDAD DEL HOMBRE

 

Durante el caminar hay una etapa que se debe enfrentar, cara a cara, la imagen de lo que soy, frente al ayer y al presente. El miedo de vivir, llegando los susurros al oído, lo imaginario de una soledad.

 

Un escrutinio donde existe una verdad, que quiere ser opacada por la razón de la excusa. Él fue, ellos fueron, los otros se equivocaron, la circunstancia que la verdad no te deja, de nuevo la visita de la soledad, la realidad, mi verdad se convierte en un monologo, el dialogo, la interrogación.

 

El día llega, la vida continua, hay nuevas decisiones, hacer camino, en libertad o con una esclavitud del pensamiento, por descubrir el porqué de una angustia, de una soledad que cala en el pecho, la sequedad de la respiración, de sentir el abrazo del infinito amor, el abrazo de Dios.

 

Dios está ahí, esperando tú respuesta, la decisión a tomar, reconocer que eres el Hijo prodigo.

 

La verdad de una soledad a pasar y sentir la misericordia de un amor, de beber la esencia de hijo a padre. Tengo sed de ti, de vivir el presente, de disfrutar y exhalar el aire de un amanecer, de la aurora de la vida.

 

La importancia dejar de idolatrar el encanto que no es de uno, que es del prójimo, dar, compartir, vivir. Ser libre de la soledad, de la tristeza imaginaria, el desorden a un concepto, una melodía que deja morir al Espíritu.

 

La vida es más sencilla a lo que el hombre piensa y piensa de lo irreal sucumbiéndose en una soledad. Cuando para vivir es saber reír, oler a Cristo.

 

La soledad es una ficción, un egoísmo, la avaricia de los afectos, la ira perpetua a una verdad que no existe.

 

Qué escoges, amar o vivir en tú propia soledad.