lunes, 26 de septiembre de 2022

 

LA IDOLATRÍA DEL HOMBRE.

 

El hombre es creado a imagen de Dios, una naturaleza de inteligencia, voluntad y libertad. Qué ha permitido al hombre vivir bajo experiencias de luchar, sobrevivir y enfrentar los nuevos retos que trae consigo para crecer

 

Pasos que ha ido dando, con firmeza, con miedo, indecisiones, o simplemente por impulsos que tocan dar en su momento. Han permitido al hombre ir creando su estructura de vivir y llevar el pan a su casa.

 

Pero la insatisfacción de llegar a saciar la angustia de su ser, se desquebraja la autenticidad de la creación de Dios, en lo relacionado a la parte mental, moral y social.

 

La inteligencia y sabiduría es elemental en la sociedad, para crear y dar un servicio a la humanidad, basado en el amor, como Padre e hijo, la trasmisión de la fe por hechos.

 

Motivo por el cual la moral en el hombre es la impronta en su actuar diario en justicia e inocencia, de no hacer daño, de prevalecer la intuición y no la razón.

 

Permite que el hombre viva en sociedad, este rodeado con sus semejantes y trasmitir sus pensamientos, el dolor ante cualquier acontecimiento. El hombre no puede estar solo, se forma el matrimonio para construir familia.

 

La realidad que el hombre siempre vivirá en un constante éxodo, en movimiento para entrar al desierto, a la precariedad, la carencia de pan, agua y amparo (seguridad). Se genera el poder, la idolatría por acaparar, la gula de ansiar y dejar a su prójimo en la intemperie.

 

Hablar de idolatría es una profundidad dentro del ser del hombre, porque su razón le convierte en Dios, por el mismo miedo de vivir un desierto, olvidándose que fue creado a imagen y semejanza de Dios. ¿Soy Yo?, tengo el derecho de crear mi propio Dios, el becerro de oro en medio de la nada.

 

Una verdad que Tú y Yo construimos un becerro, que te lleva a vivir en tú propia realidad, esclavo de los deseos y caprichos, matando la estructura de la familia como principio de amor y humildad.

 

Un becerro de oro construido por las propias manos, el “símbolo de la fecundidad, abundancia, energía y fuerza”.  El derecho a disfrutar de lo que no es mío. ¿Soy Yo?, de satisfacer las necesidades de la carne, la fuerza frente al inocente, el ateísmo que mata a la vida con la razón, una energía de considerarse Dios de sí mismo.

 

Es lo que estamos viviendo, las noticias diarias de muerte, violencia.  El enfrentamiento por dominar a los ídolos: éxito, poder y dinero. La ceguera del hombre para vivir sin discernimiento, vivir el momento de un consumismo, la necesidad innecesaria, de experimentar el placer de la prostitución, perder la dignidad e identidad de hijo de Dios.

 

Una prostitución que cala en la existencia del hombre, la venta de la sabiduría por una insignificancia, el plato de frijoles, de saciar la vanidad de vanidades, de imaginar que saldrá de la precariedad, el miedo de saber ¿Quién soy Yo?

 

Frente a esta realidad el único culpable es el hombre, sus falsos conceptos e idolatrías vacías, sin vida. El intelectualismo de ser, sin el compromiso de dar, servir.

 

Que muera la palabra cumplimiento y pueda nacer el temor de Dios, Sabiduría no inteligencia, amor no compromiso, esperanza no miedo.

 

Es hora de construir familia y no becerros de oro,

domingo, 25 de septiembre de 2022

 

La razón no tiene la razón

 

Cuando nace el hombre, en su razón hay un esquema de vida, un camino establecido. La línea recta de nacer y morir, sin el sufrimiento que te hace fuerte para hacer un camino de verdad.

 

Conceptos herrados por el miedo de enfrentar a la vida, el miedo de vivir el presente y se crean metamorfosis del pasado y del futuro. El engaño de la razón, que se pueden cambiar los sucesos y modificar lo no sucedido.

 

Una realidad que vive el hombre con su razonamiento sin la experiencia ni el conocimiento científico, más por un impulso de hacer por si se dan las cosas. La lógica de aceptar que se aprende de los errores, lo tropiezos, de las mil caídas y levantadas. Dejando huella, curtiéndose cada paso y palabra, el poder del optimismo, la oportunidad.

 

Es el problema de no mirar con los ojos del alma, las oportunidades que tiene la vida. De permitir que la razón entre en el juego de preguntarse y responderse el, ¿Por qué?. El veneno de la tristeza, del fracaso, de quedarse en el propio terreno, el paso de la desidia, mirarse al ombligo, esclavo de sus propios pensamientos.

 

Una esclavitud con las pinceladas de un éxito fugaz, dejando un sufrimiento racional que engaña a la propia razón, que el fracaso es por la culpa de tener un limitante, escases. La mentira piadosa para vivir en la burbuja de la culpa, el resentimiento social de ser lo que no es.

 

Una locura del hombre, de pensar, pensar, al final llega el ocaso, la vejes, enfermedad y muerte. Tres escrutinios que el hombre no se libra. Enfrentarse cara a cara, volviendo a ser engañado de su propia razón. ¿Qué te dice? Que no hay vejes, puedo volver a vivir, lo que no viví en mis veinte años.  

 

El optimismo sin la fuerza de la juventud, sin la sabiduría de la experiencia, no permite saborear el encanto del aroma a familia. Te lleva a sumergirse en la soledad de la razón, que no eres nadie, el estorbo de la familia.

 

Qué hacer frente a estos razonamientos vacíos, que enferma el alma. Hay una respuesta, bajar los brazos, topar el suelo, saborearlo y reconocer, que existe una esperanza, la buena noticia. Dios te ama, es padre.

 

La trilogía del escrutinio es bella, tiene los frutos de la purificación, de ganarle a la razón y poder vivir una parte del cielo, el preámbulo lo que es ser Hijo de Dios. Tener el espíritu de juventud para ser el faro de las generaciones.

 

Ser joven y pobre de Espíritu es abrir la puerta de la paz, la mente visionaria, la mano que estrecha confianza, el camino de la sabiduría. Es conocer la realidad, palpar el dolor del hermano. Hacer camino en lo pedregoso, lo que la razón no puede hacer.

Se puede vencer a la razón, con el camino de la sencillez, el amor que rompe paradigmas, la sencillez de un corazón contrito, el arrepentimiento, el nuevo camino de conversión.

 

El éxito es la simplicidad, saber escuchar, disfrutar de los aciertos y errores, vivir, vivir el hoy, sin cambios, simplemente vivir en paz.

 

Tú razón muere y resucita tú Espíritu. La razón no tiene razón

lunes, 12 de septiembre de 2022

 

HABLANDO DE LA VERAD

 

Hablar de la verdad, es hablar de un hecho, acontecimiento, creando un sinónimo, fuera de la realidad del hombre, de aceptar como tal, el acontecimiento, sin el fundamento real de una vivencia, de un dolor.

 

Hablar de la verdad se ha convertido en algo trivial, el común denominador del vocablo como una regla que se debe cumplir. Se ha perdido el valor real, el poder que tiene el pronunciar la verdad.

 

 Se presenta el juego de palabras para dejar en el anonimato a la verdad. Se dice que el hombre creo a Dios, cuando la verdad es “Dios crea al hombre”

 

Palabras van, palabras vienen, el monologo de no pensar, un monologo de acusación, de entrar en la muerte óntica del ser. Una verdad que prevalece para no despertar y seguir caminando con un vértigo de la sumisión de una falsa verdad.

 

La sumisión del hombre, sin norte, sin la capacidad de enfrentar a la mentira, de vivir sin la dignidad de hombre. Consecuencia de vivir por vivir, sin luchar por un sueño, de aceptar conceptos sin discernimiento.

 

Pero hay una verdad. Dios existe. Existe el Amor, una buena noticia, la verdad en el anonimato, la que libera de los sufrimientos existenciales, de la realidad de hoy, de no saber amar.

 

Para entrar esta verdad, en el amor. Hay que saber escuchar, mirar con los ojos del alma, de gritar, gritar para romper la membrana de la irracionalidad, volver a caminar.

 

La verdad es eso, de guerrear contra la razón, de los espejismos de sus propios conceptos que lo atan para expresar: El pobrecito, la mala suerte.

 

La verdad está golpeando la puerta. ¿Qué oyes, qué escuchas? Una decisión a tomar, una verdad en aceptar. Un nuevo camino por recorrer. Levantarse y extender la mano a Dios.

 

El libre albedrio, el discernimiento, la verdad.

lunes, 5 de septiembre de 2022

 

El matrimonio

 

La base y la estructura de una sociedad para su desarrollo en todo ámbito, es necesario que la familia se encuentre bien estructurado, para vencer los miedos de la sociedad, los miedos de querer hacer el bien, de dar sin recibir nada a cambio.

 

La estructura de la familia se forma con el matrimonio entre hombre y mujer. La visión de ver el horizonte productivo, la promesa celestial, recibir una tierra que mana leche y miel.

 

El matrimonio prepara la tierra para sembrar la semilla. El grano de la razón, de morir a la comodidad, dar vida, recogiendo el fruto de generaciones soñadoras, de seguir construyendo familia, una sociedad de competencias, la arquitectura de la vida.

 

Lamentablemente el matrimonio ha experimentado el divorcio entre conocimiento y sabiduría. La palabra como intelectualismo de no mirar el desarrollo de una sociedad, de permitir las cadenas del analfabetismo, no expresar la ira del desconocimiento, de vivir esclavo en su propia guerra.

 

Dando origen a los matrimonios de vanidad de vanidades, de vivir por las apariencias de lo irreal, del espejismo político, económico y social. El matrimonio de la  conveniencia, el egoísmo al desnudo.

 

La marcha nupcial de lo ilógico, de la entrada del político al altar, para escoger al novio sin identidad. El nuevo matrimonio sin estructura, sin temor de Dios.

La realidad de una sociedad, que vive de matrimonio en matrimonio, creando los surcos sin profundidad, enloquecidos por el humo negro de las componendas.

Es hora de volver a construir familia, la decisión: TU y YO. La herencia de aprender a tomar el mejor vino, el vino de la libertad, el vino de romper barreras.

 

Construir sueños cimentados en el poder de Dios. Tú Familia, tú matrimonio, tú noviazgo, el referente para la juventud,