“Pasa en las mejores
familias, no se preocupen”
El
Ministro del Interior acompañado del Comandante de Policía y otro oficial, se
encontraban realizando una rueda de prensa, su escolta sufre un desmayo. Se
genera la expresión “Pasa en las mejores familias, no se preocupen”.
Expresa
el sentir del hombre frente a un suceso de vida o muerte, el reflejo del hombre
ante una sociedad secularizada, donde importa la imagen, el poder político, económico,
la directriz a seguir bajo la vulneración de los valores de familia, el amor al
prójimo.
Estamos
en el siglo XXI, la exigencia de vivir con la comodidad de un confort cultural,
de una verdad sin fundamentos, simplemente de un razonamiento matemático,
lógico, esquemático, la inteligencia valorada en hechos individuales,
resultados míos propios, generando el egoísmo, la lucha de sobrevivencia, de
llegar a la meta sin norte.
Un
problema serio del hombre, de vivir la frialdad, que va entrando a una
eutanasia la educación de la familia, la muerte sin dolor de su propia
identidad, para abrir la puerta del conocimiento, conquistar al tiempo moderno,
la nueva arquitectura, el diseño sin corazón, sin el sentimiento de sazón de
familia, el aroma a casa, entrar a vivir sus sabores de la conquista y terminar
en su propia esclavitud, la inteligencia por encima de la sabiduría.
Tenemos
las nuevas huellas, delicadas, sencillas, sin profundidad, donde el caminar es
un camino lizo, sin experimentar las caídas y levantadas, la experiencia, el
título de la universidad de la vida. Se ha perdido el cortejo, de visualizar la
expresión de la creación de Dios, la sublimidad de una palabra, de estrechar la
mano, el coraje de vencer los miedos, aprender a soñar con realidades, de beber
el agua cristalina, Dios en la vida del Hombre.
La
realidad del nuevo hombre, con los vacíos de temor a Dios, desechar el
Espíritu, el amor al prójimo, quedándose en un solo carril, las vías del
conocimiento científico, la hipótesis comprobada, la teoría, sin buscar la otra
cara de la moneda, el complemento de la unión, la comunión, el puño de poder
servir, el trueque de un desarrollo competitivo.
Desechado
la otra cara de la moneda que representa el éxito total del hombre, porque
construyes familia, valores. El hombre con integridad, preparado para abrir la
puerta a lo desconocido, de romper paradigmas, construir en los cimientos de la
familia en: Fe, Esperanza y decisiones a tomar.
El
verdadero éxito basado en el trípode: Dios, familia, sabiduría. El complemento
real para que el hombre deje el egoísmo de vivir para sí mismo, la soledad que
cala en su actuar diario, el suicidio de sus sueños, la expresión de ser uno
solo, ser prójimo, basado en el conocimiento, experiencia y servicio.
Es
posible vivir la conversión, la muerte del hombre viejo, la buena noticia, que
Dios es padre, amor. El padre que espera al hijo prodigo, el que pidió la
herencia como un derecho, el merecimiento de un mercantilismo de los placeres,
la vanidad de vanidades. El nuevo hombre libre, recuperando su identidad, la
nueva luz, el faro para navegar por nuevos mares.
Todo
es posible, si en mi voluntad dejo que Dios entre a mi vida, muriendo para que
el otro pueda vivir, el nuevo amanecer, el nuevo sabor, el nuevo tejido, el
camino del éxito con huellas profundas, que las nuevas tempestades no puedan
borrar, el nuevo alpiste de sabiduría.
Con
la experiencia que Dios es padre, con una familia reconstruida, experimentando
el amor de prójimo, ya no expresaría el hombre “Pasa en las mejores familias,
no se preocupen”